Diario La Verdad de Vargas

Ante las vicisitudes bomberos siguen casados con la profesión

Vocación, disciplina, altruismo y energía son las premisas que siguen entusiasmando a los hombres y mujeres que forman parte de los cuerpos de bomberos que hacen vida en el país, aun cuando sus vidas están en riesgo.

Vocación y disciplina sigue siendo el requisito principal



Quizás muchos mantienen la idea de que no hay nada que celebrar pero estos funcionarios, su día lo enaltecen por lo más alto, servir al prójimo en momentos de pandemia, es su logro más emblemático.



Para el mayor Edgar González Mendoza, quien forma parte de los Bomberos de Distrito Capital, “Ser parte de esta familia, no tiene palabras, esto se lleva de corazón, no hay mejor emoción que ser bombero y ayudar con nuestro trabajo”.

Edgar González: Ser parte de esta familia, no tiene palabras, esto se lleva de corazón

Sostiene que el riesgo que a diario corren, es grande por eso a la hora de atender una emergencia, se “encomienda a Dios y a los santos, pensando a la vez que medidas tomar si en el lugar hay niños, adultos o personas de la tercera edad”.



“Esto me llena de valor, cuando salimos, sabemos que lo hacemos para entregarnos a salvar una vida, aunque lo hacemos a cambio de nada, todo por amor a la profesión, como lo juré ante la bandera nacional”, expresa.

Enseñar también es parte del día a día

Educar también es parte del día a día de estos héroes sin capa, Juan Morales, teniente de los Bomberos Marinos de La Guaira y coordinador de la Brigada Juvenil e Infantil, sostiene que buscan formar a la generación de relevo a través de valores y amor por la profesión.

Educar también es parte del día a día de estos héroes sin capa

“Son 11 años entregado a esta carrera, llegué aquí con mucho esfuerzo gracias a la ayuda de personas que conocí a lo largo de camino, hoy eso que aprendí, se lo enseñó con mucho cariño a niños de bajo recurso, que forman parte de la brigada, la idea no solo es llevarlos a ser bomberos, sino a ser buenas personas”, manifiesta.



Entre tristezas y miedos

“Es triste cuando estamos perdiendo una vida, solo pensamos en su familia y tratamos de hacer lo posible desde nuestra parte para salvarla, por algo Dios nos escogió, aunque en momentos ponemos en riesgo nuestra”, expresa Morales.

Al mismo tiempo, el Mayor González Mendoza, relata que el momento más amargo en sus 15 años de carrera, fue durante un incendio en la Hoyada, precisamente un 24 de diciembre, “dónde casi perdí la vida pero por suerte, Dios estaba conmigo”.

José Ángel Maicabares

Salir de la versión móvil