María Lourdes Arráez.- “Más allá de la responsabilidad de administrar justicia, de conformidad a la constitución y las leyes, lo que observamos en el Tribunal Supremo de Justicia es un estado de subordinación, de entrega. Olvidándose de que por encima de la Constitución no puede ni debe existir poder alguno, y desarrollando una agenda a conveniencia, un traje a la medida, de lo que el presidente de la República desea”, manifiesta el diputado a la Asamblea Nacional, César Alonso.
Denuncia que el TSJ se ha convertido en el despacho de abogados del presidente, en un grupo de abogados que son pagados con los recursos de los venezolanos, pero que están al servicio de Nicolás Maduro.
Señala que no aprobaron el Decreto de Emergencia Económica, porque no había claridad, es ambiguo, no se establece que es lo que quiere hacer. “Es un cheque en blanco para que vaya y lo cobre, con unos antecedentes que tenemos de cómo el gobierno ha manejado el poder, no podíamos actuar irresponsablemente”.
“El presidente presentó un decreto de emergencia, luego de que tuvo dos años con una Ley Habilitante, con la que pudo haber hecho lo que le hubiese dado la gana de hacer, teniendo la mayoría en la Asamblea Nacional y todos los poderes de su lado, tuvo hasta el 4 de enero para ello, pero más estuvieron preocupados para poder designar a los magistrados del TSJ, que son estos magistrados los que se convierten en el despacho privado regentado por Calixto Ortega”.
Destaca que ahora se van a un formalismo, para aprobarlo, para otorgarle ese poder al presidente Maduro, diciendo que el decreto tiene vigencia desde el mismo momento que se solicitó. “El decreto es por 60 días, está corriendo el lapso y le quedan 30 días, nos preguntamos si en ese tiempo solucionará el problema de los venezolanos”.
“Pareciera que estamos en un círculo vicioso, la Asamblea Nacional está pujante de hacer lo necesario, todas las decisiones, proyectos de Ley y acciones van a ir al despacho privado del presidente de la República y entonces esos magistrados elegidos por una asamblea deslegitimada, porque estaba de salida, estarán por encima de los más de siete millones de votos que obtuvo la fuerza democrática el 6 de diciembre”.
Asegura que el presidente Maduro se ha convertido en un factor de perturbación constante, al no permitir que la Asamblea haga lo que está establecido en la constitución, jugando a que se convierta en un órgano estéril, aislado y débil, para desesperanzar a todos los venezolanos que le dieron el apoyo. MLA/ mp