Lorena Correa.- Debido a sus labores de investigación de las expresiones culturales venezolanas, su amor por la naturaleza, la docencia y las artes, el profesor Alexis Rojas es reconocido a nivel nacional e internacional.
Nacido en el Cerro Morrocoy de Maiquetía, hijo de Carmen Guerra y Teodoro Rojas, un matrimonio de origen margariteño que hizo parada en Vargas para rencontrarse con el mar.
Graduado como maestro normalista a los 16 años de edad, un logro que asegura marcó toda su vida; se dedicó a conocer Venezuela con las enormes ganas de experimentar nuevos ideales, nuevas formas de expresión y de vida, acompañado siempre de una filmadora, para de esa manera registrar y documentar de manera personal las diversas expresiones del folklore nacional.
Investigaciones
Luego de llevar a cabo numerosas investigaciones relacionadas con el San Benito de Palermo (Trujillo), El Tamunangue de El Tocuyo y Sanare (Lara) La Guajira y Los Chinbamgueles (Zulia), tomó la decisión de dedicarse a realizar sus investigaciones en su “calórico terruño guaireño”.
También hizo un sinfín de excursiones a las montañas del estado Vargas, encontrando muestras arqueológicas como fragmentos de cerámica y hachas de roca.
En compañía de Víctor Toro, le dieron forma a un museo con piezas de las parroquias Catia la Mar y Carayaca en el año 1979.
En el módulo de Servicios Múltiples de Marapa, con la colaboración de Fundacomunal, se fundó el Museo Arqueológico Marapa, el 23 de septiembre de 1985, el cual contaba inicialmente con más de 500 piezas arqueológicas halladas en territorio varguense, de los cuales cerca de 200 son petroglifos con más de 5.000 años de antigüedad.
Quería difundir sus hallazgos, pero las publicaciones sobre petroglifos no eran lúcidas. Fue entonces cuando buscó, en el año 1986, la manera de agregarle color para destacar el arte de los ancestros.
Nace la pintura lítica como arte rupestre
El maestro llegó a crear una pintura sobre la base de piedras y tierra por ensayo y error, «cuya gama de colores es bellísima», expresó.
Esta técnica, que mezcla el pigmento de la roca molida y tamizada, con el cristal de sábila hervida con semillas de linaza, vinagre y una porción de resina de carpintero, fue denominada por el antropólogo Omar Eichler como pintura lítica.
“La pintura tuvo como resultado un boceto lavable, que resiste el salitre, el sol y el agua de la intemperie, y eso me ha servido para estar por todo el país enseñando la técnica, haciendo murales y talleres, y rescatando nuestra cultura rupestre”.
Ha llevado sus talleres y su técnica a universidades y museos de Nicaragua, Guatemala, El Salvador, España y Portugal y fue directivo del Ministerio de la Cultura en Vargas.
Eventualmente dicta talleres que han contribuido no solo a robustecer nuestro acervo cultural, sino también a impulsar la economía popular de quienes se dedican a la artesanía.
Es por ello que en el aeropuerto de Maiquetía vemos pulseras, gargantillas, dijes, ceniceros, centro de mesas y todo tipo de souvenirs con motivos rupestres venezolanos, elaborados con la técnica de Rojas.
El maestro se siente satisfecho por los reconocimientos que le han dado en su carrera como docente, investigador y artista, mas aseguró que no es eso lo que lo impulsa a crear y descubrir.
«Yo vivo para expresarme y compartir lo que he aprendido. Creo que soy un esclavo del trabajo, de la enseñanza, y eso es lo que más amo en la vida».
Actualmente se encuentra trabajando en el Complejo Cultural Cruz Felipe Iriarte, de lunes a viernes de 8:00 am a 5:00 pm, ofreciendo información con la pintura lítica y las piezas a base de arcilla. LC/ar