La gran mayoría de las camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de Caracas están ocupadas con pacientes con covid-19, alertó Mauro Zambrano, representante de sindicatos de trabajadores de hospitales y clínicas de Caracas y coordinador de Monitor Salud, que agrupa a numerosos empleados del sector.
“Lo cierto es que en este momento es una odisea conseguir una cama de terapia intensiva porque la mayoría está ocupada”, detalló a la agencia EFE, información que fue confirmada por médicos de dos clínicas y un hospital de la capital, donde al igual que en Miranda y Vargas rige esta semana un cerco sanitario para frenar el aumento en los casos de coronavirus.
“La UCI está a máxima capacidad y la emergencia está llena de pacientes intubados, está siendo usada como UCI también”, dijo una fuente hospitalaria que prefirió mantenerse en el anonimato sobre la situación en Clínicas Caracas. La situación se repite en el Hospital José María Vargas en San Bernardino.
En La Guaira, el gobernador Jorge Luis García Carneiro detalló el lunes que hay 10 pacientes en estado grave, por lo que llamó a extremar las medidas de bioseguridad para frenar la expansión del virus. Se retomó el contacto con posadas y hoteles para eventualmente atender en ellos a pacientes.
Juan Carlos Fidalgo, presidente de la Corporación Turística Los Caracas, precisó que la ciudad vacacional está lista para recibir pacientes si se supera la capacidad de los centros centinelas, el Hospital Sanitario de La Llanada y los CDI.
En el hospital Victorino Santaella de Los Teques se habilitó un piso completo para atender pacientes covid, informó Héctor Rodríguez, gobernador de Miranda. Esa entidad es la segunda del país en número de casos con 18.446.
Peor que la primera ola
Zambrano advierte que este nuevo brote de casos deja en evidencia un sistema de salud que es «muy deficiente en todos los sentidos» desde hace años y que no está en capacidad de afrontar una contingencia de esta magnitud.
El escenario se complica debido a que además de la poca disponibilidad de camas, cada paciente debe estar mínimo recluido 15 días en el centro de salud, por lo que no tardan en saturarse.
Asegura que este brote es peor que la primera ola que alcanzó su pico entre agosto y septiembre del año pasado. «En la primera ola los numeros se mantenían y ahora están llegando de un solo sopetón pacientes, pacientes, pacientes y no sabemos hasta donde llegue».