¡Alerta! Te damos orientaciones para prevenir el suicidio
Hay muchos factores que pueden llevar a un aumento en los pensamientos sobre quitarse la vida. Es importante reconocer esto en ti mismo o en un ser querido, dicen los expertos, porque muchas personas no hablan de sus pensamientos suicidas con anticipación.
¿Hay antecedentes? Las personas que tienen un trastorno del estado de ánimo, ansiedad, consumo de alcohol u otras sustancias, o un historial de trauma, abuso o suicidio en su familia tienen un mayor riesgo.
La angustia económica es una realidad lacerante en quienes están sin trabajo o lo que ganan es insuficiente. El aislamiento social, motivado a sus dificultades económicas, los comentarios descalificadores de la familia y de los amigos que hacen que la persona se sienta como un fracasado.
Tener un arma de fuego investigaciones han demostrado que el fácil acceso a las armas de fuego es un factor de riesgo clave. ¿Sobrevivió la persona a un intento de suicidio? Cualquier intento de suicidio previo es el factor de riesgo más importante, según la OMS.
Pero también hay un extraño fenómeno de “imitación” en el que los suicidios aumentan después de una serie de suicidios locales o la muerte de famosos. Por ejemplo, las muertes por suicidio aumentaron en 10% en EE.UU, después de que el comediante Robin Williams terminó con su vida en el año 2014.
Observa las acciones no todos darán a sus amigos y seres queridos pistas verbales sobre sus pensamientos suicidas. Por eso es importante tener en cuenta tanto las acciones como las palabras para reconocer las señales de advertencia.
Alerta: si tu ser querido: Aumenta su uso de alcohol o drogas o comienza a comportarse de manera imprudente, como conducir en estado de ebriedad o sin el cinturón de seguridad. Tiene cambios de ánimo extremos, desde la euforia hasta la depresión profunda o parece agitado, violento, expresa rabia o habla de buscar venganza.
Duerme demasiado o muy poco, se retrae o se aísla de los demás. Parece tener un dolor psicológico insoportable o habla de no tener esperanzas o de ser una carga para sus amigos o familiares, o habla de sentirse atrapado o no tener motivos para vivir.
Comienza a buscar en línea formas de suicidarse, como comprar un arma u obtener prescripciones médicas. Comienza a regalar posesiones preciadas o hace visitas o llamadas para despedirse. Las principales medidas de prevención del suicidio basadas en pruebas incluyen restringir el acceso a los medios para el suicidio (por ejemplo, armas de fuego, pesticidas, etc.).
Aplicar políticas de salud mental y reducción del alcohol, y promover la información mediática responsable sobre el suicidio. El estigma social y la falta de conciencia siguen siendo los principales obstáculos para la búsqueda de ayuda para el suicidio, lo que pone de relieve la necesidad de campañas de alfabetización en salud mental y contra el estigma.
El hashtag #AcompañarPreviene, pone el foco en la importancia de acompañar a quienes atraviesan una situación que implica riesgo de suicidio. “El acompañante es fundamental, cumple la tarea de ser como un ancla que mantiene firme en el puerto a la persona con riesgo de suicidio.
Frecuentemente, el que acompaña es el primero en detectar que algo no está bien. La pareja, el padre, la madre o el hijo notan un cambio, notan el malestar incluso antes que la persona misma”, explica el doctor Marcelo Cetkovich, vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).
Asimismo, el experto aseguró que “una persona que está en un cuadro depresivo grave o alguna otra condición que le provoque ideas de suicidio, no se da cuenta que tiene una enfermedad hasta que comienza un proceso que le permite analizarlo.
El malestar te va invadiendo de manera subrepticia, paulatina, y uno piensa que el problema es uno. Esto cambia recién cuando hay una intervención de un profesional de la salud mental”. Según los expertos, las estrategias de prevención son cruciales, pero también lo es entender la realidad de las personas en riesgo.
“Preguntar sobre el suicidio no provoca el acto en sí”, sino que “reduce la ansiedad y ayuda a las personas a sentirse comprendidas”. Se debe encontrar un “momento adecuado y un lugar tranquilo” para escuchar y hablar, así como “animar a la persona a pedir ayuda a un profesional”, ofrecerse a acompañarla a las citas médicas y, si se cree que la persona “corre un peligro inmediato, no dejarla sola”.
La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP, por sus siglas en inglés) propone cinco pasos de acción para “ayudar a salvar una vida”: preguntar, estar presente, mantener segura a la persona, ayudarla a conectar y dar seguimiento. (Editado por Rómulo Herrera sobre trabajos de Infobae y CNNe)