La explosión de bombonas de oxígeno causó un voraz incendio que arrasó con la unidad de pacientes de covid-19 en el hospital Al Husein en Nasiriya, en el sur de Irak, y dejó al menos 90 muertos y un centenar de heridos.
El balance todavía puede crecer, puesto que algunos pacientes todavía no han sido hallados. Es el segundo suceso de este tipo que se registra en un centro sanitario en el país en cuatro meses.
Al incendio acudieron cientos de personas para ayudar a los bomberos y otros equipos de rescate, reseñó El País.
De acuerdo con el responsable de la morgue, de los 60 cadáveres carbonizados que recibieron, 39 han sido ya identificados y entregados a sus familiares. Añadió que el resto eran difíciles de identificar.
El director del hospital y el responsable sanitario de la provincia de Dhi Qar, donde se encuentra Nasiriya, fueron interrogados por la policía y suspendidos por el jefe de Gobierno Mustafá al Kazimi. El mandatario también decretó un duelo nacional de tres días para los “mártires” de Nasiriya.
La tragedia desencadenó una ola de indignación en Irak para denunciar la mala gestión y la ineficacia de los poderes públicos. Cientos de personas se congregaron frente al hospital en Nasiriya al grito de “¡los partidos políticos nos están quemando!”.
En abril, más de 80 personas murieron en el incendio en un hospital asignado al tratamiento de los casos de la covid-19 en Bagdad. Esa tragedia fue provocada por una serie de negligencias que enfurecieron a los iraquíes y condujeron a la dimisión del ministro de Sanidad.
“La catástrofe del hospital Al Huseín y, antes que este, del hospital Ibn Al Jatib, es producto de una corrupción persistente y de una mala gestión que descuida la vida de los iraquíes”, escribió en un tuit el presidente, Barham Saleh.