Administración de Trump se caracterizará por la inexperiencia
En las quinielas del Gabinete del presidente electo Donald Trump figuran desde financistas, petroleros a ex políticos afines, muchos sin experiencia de gestión solo la lealtad al magnate.
Uno de los nombres que más suena como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado es Bob Corker, un duro en política exterior y rey de la Bolsa. Pero no es el único candidato al cargo, aunque parece ser el que tiene más posibilidades. También está Newt Gingrich, otro viejo conocido de Washington, que fue presidente de la Cámara de Representantes de 1994 a 1998, antes de pasar al mundo de la consultoría a empresas de sectores regulados por el Estado.
Como secretario del Tesoro el ex banquero de Goldman Sachs, Steven Munchin. Ha sido el director financiero de la campaña de Trump y parece tener casi todas las papeletas para ser secretario del Tesoro, un cargo al frente del cual se encargará de desmontar gran parte de las regulaciones de Wall Street impuestas tras la crisis de las hipotecas basura.
En Defensa, el senador Jeff Sessions, de Alabama, uno de los primeros que le apoyaron en los momentos en los que el Partido Republicano le trataba como a un ser exótico sin ninguna posibilidad de ganar nada. Según la clasificación que elabora la respetada revista National Journal, Sessions es el quinto senador más conservador de los 100 que forman esa Cámara.
Otro posible candidato es el teniente general Mike Flynn, ex director de la Agencia Nacional de Inteligencia (DIA, según sus siglas en inglés), que es la principal organización de espionaje militar. Según el diario Politico, Flynn podría quedarse con el cargo de consejero de Seguridad Nacional.
En Energía, Harold Hamm, o sea, el rey del ‘fracking’. Hamm tiene una fortuna estimada en 13.800 millones de dólares (12.500 millones de euros) gracias a su empresa Continental Resources, que explota petróleo sobre todo en Dakota del Norte por medio del controvertido método de la fracturación hidráulica.
Como secretario de Comercio, suena Dan DiMicco, el ex consejero delegado de Nucor, la mayor siderúrgica estadounidense y un crítico durísimo del presunto dumping (venta a un precio inferior al que cuesta producir) de China. DiMicco es una de las personas que más han hecho por convencer -con éxito- a Trump de que el libre comercio debe ser regulado.
Su principal rival por el cargo es Wilbur Ross, un financiero al que se le estima una fortuna de 2.900 millones de dólares (2.600 millones de euros), y que hizo parte de su fortuna en otra empresa que a muchos votantes de Trump le parece un monstruo que controla el mundo: Banca Rothschild.
Para fiscal general el ex alcalde de Nueva York entre 1991 y 1994, Rudi Giuliani, que también es el principal socio de Giuliani Partners, una empresa que, entre otras cosas, se ha encargado de parte de las medidas de seguridad de los Juegos Olímpicos de Río y de asesorar al Gobierno mexicano en temas de orden público y lucha contra el narcotráfico.
El neurocirujano que apoyó a Trump tras fracasar en su carrera a la candidatura republicana podría ser secretario de Educación. Ben Carson, quien aseguró que «las pirámides las construyó José [hijo de Jacob] para almacenar cereal», ha sido denunciado porque reconoció en la televisión que apoyó al magnate a cambio de un cargo (algo ilegal).
Continúan las protestas
Miles de estadounidenses protestan en las calles y en las redes sociales desde el miércoles para dejar claro que no aceptan la victoria de Donald Trump y que ni es ni será su presidente.
Las grandes ciudades del país, las universidades y los jóvenes son los protagonistas del movimiento ‘Not my president’ (No es mi presidente), un lema que nació como etiqueta en Twitter desde que se conoció el resultado electoral en la madrugada del miércoles.
A través de su página en Facebook, el movimiento ha convocado una gran protesta frente al Capitolio el día de la investidura de Donald Trump, el próximo 20 de enero.