Cerca de 40 migrantes ilegales que resultaron heridos en el accidente del camión en el estado mexicano de Chiapas, permanecen ingresados con “múltiples contusiones” en hospitales de la zona, mientras que la cifra de muertos asciende a 53.
Alrededor de 20 presentaban fracturas óseas, sobre todo en brazos y muñecas, lo que sugiere que trataron de amortiguar la fuerza el impacto cuando el tráiler volcó y se estrelló contra una pasarela.
Otros tenían cuadros de mayor gravedad: lesiones cerebrales o daños internos, con el pecho, el abdomen o la pelvis aplastados. La fuerza del choque golpeó a los migrantes entre sí, los empujó contra las paredes de acero de la caja del camión y arrojó a algunos al asfalto.
Enmanuel Ramón Hernández, uno de los residentes que corrió a ayudar tras el accidente, dijo que el propio peso de las víctimas pudo haber causado muchas muertes.
Aunque la mayoría de los heridos sufrían contusiones o lesiones y golpes internos, los primeros 45 muertos que sacaron no presentaban evidencia de fracturas, lo que indicaría que se asfixiaron.
Desde los hospitales, los sobrevivientes contaron cómo su ubicación en el interior del tráiler marcó la diferencia entre la vida y la muerte.
“Los que murieron fueron los que iban pegados a los muros del tráiler”, dijo un joven guatemalteco a quien se le fracturó un brazo. “Gracias a Dios, nosotros íbamos a la mitad».
El migrante, que no dio su nombre porque no tenía documentos de estancia legal en México, describió una horrible escena de gritos y sangre justo después del impacto del camión. Según sus estimaciones, a bordo del vehículo viajaban alrededor de 250 personas.
Los sobrevivientes tuvieron que abrirse paso entre la maraña de migrantes ya muertos o moribundos. “Al levantarme, otro compañero aún estaba gritando. Yo jalé, lo saqué, lo puse en la orilla, pero falleció”.
El joven contó que el conductor del camión, que escapó de la escena, tomó una curva cerrada a gran velocidad y perdió el control en una carretera hacia Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas.
Habitantes de la zona también ayudaron a atender a las víctimas. «Escuché el impacto, vinimos corriendo y nos topamos con esa escena espantosa. De pedazos de personas, mujeres gritando, niños… muy cruel, muy triste. Jamás vi nada parecido», relató Rodolfo Carillo.
«Había muchos heridos y ahí los sacábamos nosotros, entre chorros de sangre. Unos con piernas quebradas, otros con los brazos…», recuerda conmovido.
Roberto, otro testigo de la tragedia, asegura que vio al chófer del tráiler -que sigue en paradero desconocido tras darse a la fuga- «salir totalmente lastimado, en estado de shock, huyendo».
«Pero lo peor es la gente que viene a la rapiña, a esculcar a los muertos en lugar de ayudarlos. Los primeros policías nada más estaban grabando por el morbo para subirlo a las redes sociales. A mí no me dio tiempo a eso: yo vine a ayudar, que es lo que debe hacer un ser humano».