Tres seminaristas recibieron las sagradas órdenes del presbiterado y el diaconado
Laura De Stefano
El obispo de La Guaira, monseñor Raúl Biord, pidió lugares de encuentro donde quepamos todos para proyectar caminos, edificar puentes, remendar sueños de un país más justo y próspero, construir senderos de libertad e inclusión, reconocer errores del pasado y del presente y soñar en la Venezuela que queremos.
En la misa, por el Domingo de Resurrección y bendición del mar en la Cinta Costera de Catia la Mar, monseñor dijo en su homilía que para los guiareños el mar es fuente de bendiciones, pero también de sustento y de vida porque son muchos los pescadores que salen al mar todos los días para buscar el alimento de sus familias.
“Suplicamos a Dios que la pesca sea abundante y que haya comida para todos. Las playas son fuente de vida, pues permiten la presencia de turistas que nos visitan y dan trabajo a muchas personas. El puerto y el aeropuerto son importantes fuentes de trabajo para muchas familias. Pedimos prosperidad y bienestar para nuestras familias”.
Manifestó que “bendecir el mar es recordar que Dios creó la tierra y el mar, es hacer memoria de Jesús que subía a la barca en el mar de Galilea con sus apóstoles que eran pescadores, que les aconsejó dónde y cuándo debían pescar, y la pesca ese día fue milagrosa, que nos invitó a ser pescadores de hombres”.
“Jesús calmó la tempestad en el mar de Galilea, mientras los discípulos estaban atemorizados. Hoy le pedimos que calme las tempestades de las guerras, conflictos, enfrentamientos y de tantas tensiones religiosas, sociales económicas y políticas en el mundo entero. Que podamos navegar, sorteando escollos y peligros, que reconozcamos los vientos favorables para llegar a buen puerto, remando juntos en la misma dirección”.
Exhortó a los miles de feligreses que asistieron a la misa que vivamos este tiempo seguros que Dios no nos defraudará y que nos ayudará a superar todas las situaciones de muerte. A vivir nuestro compromiso de bautizados como discípulos misioneros.
El obispo destacó que el sábado en la noche y la mañana del domingo los sacerdotes y diáconos, representando al pueblo, bendijeron el mar en La Guaira, en Macuto, en Mare, en Tanaguarena, en Naiguatá, en La Sabana, en Las Tunitas, en Las Salinas, en Chichiriviche, y en otros lugares. “Se trata de una celebración muy emotiva en las cual llevamos en la custodia a Jesús Sacramentado e imploramos la bendición de Dios”.
Fiesta importante para los cristianos
Monseñor recordó que la Pascua es la fiesta principal de todos los cristianos, porque como dice san Agustín: ‘“Cristo con su muerte hizo morir a la misma muerte”. Por eso, hoy cantamos: ¡Aleluya, aleluya, Cristo resucitó! Es un grito de alegría y, a la vez, un mensaje de esperanza”.
Dijo que en Pascua encontramos el envío misionero para compartir la buena noticia. “Los apóstoles se fueron atemorizados y se confinaron en una casa con las ventanas y puertas bien cerradas. Es una tentación muy común: encerrarse en el propio grupo, en la comunidad, en el movimiento de apostolado, en su parroquia, pero también a nivel social la tentación es encerrarse en el grupo de amigos o de intereses económicos y políticos, en una ideología cualquiera que sea”.
Señaló que encerrarse es todo lo contrario a Pascua. A Jesús muerto lo encerraron en la tumba, pero Dios lo resucitó, corrió la piedra y Jesús salió vivo a ratificar la causa del Reino de Dios: amor, justicia, caridad, libertad, fraternidad, espiritualidad, comunión y misión. Celebrar la Pascua es comprometerse a salir del propio círculo, de las pequeñeces, de los rencores y odios, y resucitar a la vida, hacer nuevo el compromiso de anunciar buenas nuevas.
“La Virgen María perseveraba con los discípulos en la oración y la esperanza. Ella como buena madre acompaña nuestro caminar y fortalece nuestra fe en los momentos oscuros y difíciles. Es estrella de la evangelización, faro en los mares bravíos, puerto donde encontrar seguridad. Poco a poco, con las apariciones del Resucitado, los discípulos se van convenciendo que de verdad Jesús resucitó. ¡El hombre está vivo! Su causa continúa en la Iglesia si nos comprometemos a seguir lo que hizo y dijo Jesús, haciendo crecer el Reino de Dios”.
Se sumaron otras parroquias
En la ceremonia religiosa los seminaristas Jesbel Ramírez, Jesús Verbin y Alberto Briceño recibieron las sagradas órdenes sagradas órdenes del presbiterado y el diaconado.
Monseñor Biord indicó que es un gesto que Dios lo bendice con vocaciones para tener a nuestro pueblo una Iglesia local y una diócesis que produzca sus propios pastores. “Dios llama a muchos jóvenes y hay que responderles que sí, porque no hay mayor felicidad que entregar su vida por los demás”.
A las 10 parroquias de la Zona Pastoral de Catia la Mar se sumaron otras zonas pastorales de la diócesis para la celebración eucarística de la bendición del mar, una manifestación religiosa que se viene haciendo por más de 20 años.
El padre Alfredo Bustamante, director de Relaciones Institucionales de la Gobernación, dijo que fue un trabajo de un equipo de laicos de la Zona Pastoral de Catia la Mar y de todos los sacerdotes, quienes hicieron posible la realización de esta misa.
Por los migrantes y el hospital JGH
En la oración de los fieles pidieron que Jesús resucitado permita a las autoridades conseguir los recursos necesarios para concluir el nuevo hospital de Catia la Mar, Dr. José Gregorio Hernández.
También por los pescadores para que el Maestro de galilea haga fecunda sus faenas y le brinde su amorosa protección durante sus largas jornadas; por los migrantes para que en medio de las dificultades que afrontan, encuentren en sus lugares de acogidas la prosperidad que buscan y apoyo de sus hermanos en la fe.
Por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales; por el clero de La Guaira, por el cese de los conflictos y por una sociedad más justa.