* Desde la tragedia del 99 no cuentan con agua por tuberías. Los niños no van a la escuela porque tienen los uniformes sucios
Luisana Brito – A punta de cisternas se mantienen los vecinos de La Esperanza I, en Carayaca, debido a que desde la tragedia de 1999 el río arrastró las tuberías, y la empresa Hidrocapital no se ha manifestado en resolver la problemática.
Delia Mora, explica que la comunidad en conjunto con Hidrocapital acordaron que cada 15 días les iban a mandar una cisterna, sin embargo, asegura que el trato no se cumple porque llevan un mes en total sequía.
“Pasamos mucho trabajo porque no tenemos agua para lavar, cocinar y mucho menos limpiar. El agua es vital para todo ser humano y nosotros no la tenemos. Los niños pierden clases porque tienen los uniformes sucios. Estamos cansados de esta situación. Hay personas que no pueden cargar agua y sin embargo lo hacen porque no tiene otra opción”.
Alfredo Ñañez, señala que para poder pagar el servicio de cisternas privadas tienen que unirse entre varias familias. “Los cisterneros se meten por Paraíso Azul debido al deterioro de la vía, y el trayecto es más largo; ya son muy pocos los que quieren subir. Si sacamos la cuenta, un sueldo mínimo no alcanza para cubrir este gasto, además está el pago del botellón de agua mineral”./ar