Escuela General Carlos Soublette tiene 4 años sin sede
Beatriz Rodríguez, [email protected] Sin sede y sin recibir del programa de alimentación escolar volverán a recibir clases los alumnos de la escuela General Carlos Soublette, en Naiguatá, porque desde hace cuatro años el centro educativo fue declarado inhabitable por las graves fallas en la infraestructura.
Gustavo Basalo, vecino de Naiguatá, sostiene que los escolares estudian medio día en la escuela Nacional Naiguatá donde le prestaron un área, lo que trae incomodidades a los estudiantes regulares de ese centro educativo que también presenta fallas.
Expresa que en las dos escuelas tuvieron que recortar el horario para solventar la situación, esto afecta de manera negativa en la educación que reciben los escolares quienes son despachados antes de tiempo.
“El techo se cae. Cuando llueve hay salones que quedan inhabilitados y las autoridades no han hecho algo para recuperar el plantel”.
Asevera que el año pasado la primera dama regional ordenó que le hicieran unas reparaciones, pero solo le realizaron un maquillaje. “Esta es una construcción vieja y necesita más que retoque”.
Las clases están por comenzar y “no se ve movimiento. La gente de Teixeira Duarte manifestó que iban a alquilar un local mientras resolvían lo del terreno de la Carlos Soublette, pero todo se quedó en promesas”.
Indica que la antigua sede de la Carlos Soublette permanece en pie, sin embargo es un foco de contaminación. “Se ha dicho que hay un proyecto porque está ubicada en el pleno balneario de Naiguatá y todo quedó en veremos”.
Consiguieron un terreno
La profesora Scarleth Mujica hace un llamado a las autoridades para que agilicen la construcción de la escuela en un terreno que es municipal y sólo falta la desafectación.
“No es posible que por negligencia los estudiantes pasen tanto trabajo. Es una matricula que sobrepasa los límites, lo cual dificulta el proceso de aprendizaje. Se le viola el derecho a los niños a recibir una educación de calidad”.
Los representantes ya saben qué hacer ante tanto descuido del ministerio y autoridades regionales.
“Realizamos asambleas, manifestaciones de calle, pero todo ha sido infructuoso. El tiempo pasa y otra vez nuestros muchachos volverán a las mismas condiciones que el año pasado”, asegura Blanca Soto, vecina de Naiguatá.