Familias varguenses resuelven con dos comidas al día
* Pasan hasta seis horas en cola para comprar pollo y carne
María Elena Moreno.- Mantener una alimentación balanceada se ha vuelto un imposible para los venezolanos, quienes luchan diariamente con la escasez de los alimentos y la inflación. Explican que la mayoría de las veces les toca comer lo que hay, porque “la papa” dejó de ser escogida.
Hay quienes hacen solo almuerzo y prescinden del desayuno; otros prefieren consumir alimentos solo en la tarde y “mantenerse de resto a punta de pan con mantequilla, si se consigue, y un poco de queso”, como manifestó Nereida Ruiz.
Berta Matute comenta que “lo más difícil es el salado. A veces compro el cartón de huevos que venden por allí a 1.200 bolívares y resuelvo las comidas. De resto ni sardinas se pueden comer. En mi casa hay días que se hace sólo una comida fuerte”.
Por su parte, Luisa Pérez indicó que las opciones para resolver son cada vez más reducidas, pues “ni siquiera se pueden comprar los granos. Cuando aparecen es a precios muy elevados, que el bolsillo no aguanta. En mi casa no desayunamos, por ejemplo. De resto hay que estar en cola buscando para comer”.
Mega cola en Pdval de Macuto
Todas las amas de casa coinciden en que lo más crítico es el abastecimiento del salado, que se consigue en la red pública una vez a la cuaresma, pasando hasta seis horas de cola.
La carne y el pollo se consiguen en la mayoría de las carnicerías sobre los mil bolívares el kilo, lo que implica que el salario mínimo alcanza para comprar un máximo de ocho kilos de salado, es decir una semana de almuerzos para una familia pequeña.
“Un pollo no alcanza para dos comidas, si se tiene una familia numerosa como la mía. Da mucho dolor pasar seis horas de pie para llevarme algo que se va en un almuerzo. Cada vez estamos peor”, dijo Endrina Oropeza, quien esperó afuera del Pdval de Macuto en medio de un mar de gente./ar