Eliminación de venta por terminal de cédula no disminuye las colas
Luisana Brito, [email protected] La medida tomada por el Gobierno nacional de eliminar la venta por terminal del número de cédula, no está disminuyendo las largas colas para comprar los productos regulados. Consumidores aseguran que vender con la captahuella no solventa la escasez, por ello se ven en la necesidad de pernoctar en los establecimientos desde las 4:00 am para comprar lo que llegue.
“Solo puedo venir a comprar cuando me dan un día libre en el trabajo, si no compro en los mercados municipales o a los bachaqueros. Me sale más caro, pero no tengo otra opción. Dejo de hacer diligencias para venir al Bicentenario a comprar pollo, carne, o lo que llegue. En las carnicerías venden la carne a 900 bolívares el kilo. Lo mismo sucede con los granos; medio kilo de caraotas cuesta 400 bolívares. Ya ni eso se puede comer”, manifiesta Elizabeth Álvarez, quien se encontraba en el lugar desde las 4:00 am, y cuando eran las 10:00 am aún no había logrado ingresar.
Para Cintia Medina, la eliminación de la venta por terminal de cédula se ha vuelto un “calvario”, ya que asegura que ahora hay más movimiento de personas porque pueden ir todos los días a comprar lo que llegue. “No me dejan comprar porque soy extranjera. Tengo 10 años viviendo en Venezuela y nunca me habían prohibido comprar comida. Mi hijo es venezolano y tiene 15 años de edad y tampoco le quieren vender. Qué va a comer mi familia si no me dejan entrar”.
Asegura que este mecanismo es un negocio para los bachaqueros, debido a que una persona puede ir con su grupo familiar y llevarse varios artículos a la vez y revenderlos a precios elevados.
“Ahora veo más gente, he tenido que esperar más de lo normal. Solo venden un kilo de leche por persona y dos pollos, si yo quiero me traigo a toda mi familia y me llevo por lo menos cinco kilos de leche. Esta medida no va a acabar con las colas porque no se está atacando el problema de raíz. Lo que está pasando en Venezuela es que no hay producción, todo es importado y eso no puede ser. Hay que generar fuentes de empleo y parar la crisis que nos está afectando a todos”, señala Neptis Farías.
Juan Carlos García, explica que “a pesar de que llegué a las cinco de la madrugada aún no he pasado y casi es mediodía. Además, solamente queda aceite y harina de maíz, porque ya se acabó la leche en polvo, el pollo y los demás productos regulados”.
Operación “morrocoy”
Trabajadores del Bicentenario señalan que en las últimas dos semanas los consumidores aplican la operación “morrocoy”. “Vienen y compran lo que hay, y se quedan dando vueltas dentro del establecimiento, mientras que llegan algunos productos y la gente que está afuera haciendo cola se molesta. Fue peor el remedio que la enfermedad. Además, la mercancía que llega por día no alcanza para cubrir la alta demanda”./ar