Tiempos borrascosos
Es la definición que se nos ocurre para este tiempo de tantas dificultades en las que le toca vivir a los venezolanos hoy, por desgracia.
Se dice rápido, pero han transcurrido 25 años ininterrumpidos de gobierno, entre Chávez y Maduro, y a pesar de haber dispuesto de toda la riqueza nacional a su antojo, y prácticamente sin control, el país es hoy una ruina vergonzosa en todo sentido.
Pero la ruina más espantosa es la que tiene que ver con la ¨calidad¨ de vida de los ciudadanos; sin acceso a servicios esenciales; sin empleo, ni salario suficiente, y encima víctima de atropellos institucionales, al mismo estilo de las dictaduras que hacen de la violación de los DDHH fundamentales, su razón de ser.
Estamos ante el intento de normalizar el más descarado robo de un proceso electoral, dentro del cual, toda la maquinaria institucional estuvo a su servicio, esto es, del atropello a la decisión libérrima de los ciudadanos de votar contra un gobierno longevo, y mediocre; ayuno de realizaciones, a pesar del control absoluto y abusivo del poder.
Gobierno que se vale de la violencia institucional desmedida y abominable, para encarcelar sin formula de juicio; secuestrar, y desaparecer forzosamente, y además de acusar de terrorismo a mujeres y menores de edad, con la humillación de la tortura y tratos degradantes. Todo con la connivencia de una Fiscalía militante partidista que recibe órdenes del ejecutivo; sin profesionalismo alguno, y completamente indigna.
El uso de la violencia desmedida para imponer por las malas, lo que no pudieron por las buenas. Perdieron las elecciones de manera abrumadora, a pesar del chantaje; abuso, y ventajismo institucional empleado, y ahora con el desconocimiento internacional, lo cual, hará difícil la gobernabilidad.
Es cierto también que tienen mucha suerte, porque gracias al conflicto bélico Rusia-Ukrania, y la guerra en el Medio Oriente, financiada por Irán para el ¨todos contra Israel¨ (gracias a Dios una misión imposible), la compra de petróleo venezolano es casi imprescindible para importantes países de occidente, y de ahí la concesión de licencias a tantas empresas, en medio también de la campaña electoral en Estados Unidos.
Por fortuna, hoy son pocos los que piensan en sanciones de tipo económico financiero contra Venezuela, que terminan afectando al ciudadano de a pie, y no al gobierno.
Visto el juego trancado que ha provocado el gobierno, hay que pensar con seriedad acerca de mecanismos de negociación y acuerdos que permitan encontrar salidas pragmáticas, desechando extremismos de cualquier signo.
No es posible aceptar el guión de Miraflores para obligar una existencia en la que ellos reparten pellejos desde un balcón, y unos ¨opositores¨ hambrientos de reconocimiento, y respiración asistida para mantener sus siglas, y la despensa medio llena. Tampoco se trata de un asunto espiritual.
Se trata de negociar con participación de todos los factores internos, pero también internacionales, salidas posibles para conjurar la prolongada crisis, hoy exacerbada por el desvarío electoral.
No hay manera de desconocer el triunfo electoral de la oposición, y el liderazgo conquistado, pues todo el mundo lo sabe. Tanto así, que luego de casi tres meses de haberse realizado las elecciones, el CNE todavía no cumple su obligación Constitucional, y legal, de mostrar el resultado con Actas; auditorías, sin más dilaciones.
No obstante, consideramos que el país no puede entrar en una espiral de ingobernabilidad, y para ello, hay que discutir mecanismos que auspicien salidas. Esa transición acordada puede tener varias formas, o aristas, pero que en este momento –quizás- chocarían contra los extremismos de todos lados.
Obviamente, no podemos tener seguridad de cuáles serían las más expeditas, pero hay quienes sugieren una junta de gobierno mixta (gobierno y oposición); otros algo parecido, pero sin la presencia de Maduro, ni González Urrutia; hay quienes piensan en repetición de elecciones (solo Presidenciales), y también quienes auspician megaelecciones para legitimar todo el espectro institucional de una sola vez: Presidenciales; Asamblea Nacional; Gobernadores, y Alcaldes. Hay quienes promueven, también, una junta cívico-militar.
En fin, hay un conjunto de ideas y propuestas para intentar destrabar este conflicto, que de continuar de manera indefinida, promete una sociedad ingobernable, con las destructivas consecuencias socio-económicas, y ruina permanente.
Decretar el adelanto de las navidades; el decorado de ocasión en pequeños recintos, y plazas, así como la oferta de un aguinaldo de 8 dólares, son solo la prolongación de la agonía, y la exhibición de un ridículo monumental.
Para ser serios, lo que deben decretar es la libertad plena e incondicional de todos los presos políticos, y muy especialmente de mujeres; periodistas; discapacitados, y menores de edad: todos inocentes!
El muy cacareado crecimiento económico, es solo el rebote inicial de la prolongada caída, pero sin signos reales de sostenibilidad. En la microeconomía, la real; la gente sigue sobreviviendo del rebusque en medio de una moneda inestable, gracias a que el gobierno no asume la apertura de una vez y sin complejos izquierdistas
También se hace necesario atender con prontitud la inversión en servicios esenciales: salud pre y hospitalaria; transporte subterráneo y superficial; empleo y salarios dignos; libertad económica; derecho al libre tránsito, y a la identidad; derechos políticos; rescate de PDVSA e industrias básicas (si fuera posible), entre otros.
El país es de todos, y es nuestro deber reconstruirlo en paz. ¡Gobernabilidad!
@romanibarra
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