Bendición por la vida
Por: Laura De Stefano
La celebración de la Semana por la Vida, impulsada por la Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal Venezolana y replicada en todas las iglesias, culminó este domingo con una misa oficiada por el padre Rafael Troconis, párroco de San Bartolomé de Macuto, en la capilla Virgen de la Candelaria del Club Canarias.
Tuvo como lema “Custodiar toda la vida”, desde una visión integral de la importancia de la vida en todas sus formas, inspirada en las palabras del Papa Francisco. En la misa se bendijeron a las embarazadas, a los niños, jóvenes y personas de la tercera edad.
El padre Troconis en su homilía destacó la resurrección de Lázaro, hermano de Marta y María. Señaló que este es el último milagro que se narra en el Evangelio de San Juan, cuando Jesús es llevado a donde fue depositado su amigo y gritó con voz potente: Lázaro, ven afuera.
“En algún momento de la vida nosotros hemos estado de cerca con la realidad de la muerte. Bien sea el papá, la mamá, una hija, un hijo, o un ser querido. Todos hemos experimentados ese dolor por la ausencia de esa persona amada, un vacío, que pueden transcurrir años y sentirlo con la misma intensidad”.
Dijo que Jesús se conmueve por la muerte de su amigo Lázaro, quien representa a todos aquellos a quien el Señor ama y quiere liberar de las ataduras del pecado y de la muerte. A los reproches de Marta, “Jesús le responde ‘yo soy la resurrección y la vida, el que creen en mi, aunque haya muerto vivirá. Y todo el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre’”.
Manifestó que es importante entender esto, pues no tenemos que esperar la resurrección para el último día. Debemos reconocer a Jesús como el mesías y como el Hijo de Dios. “Para nosotros como cristianos este Evangelio es de esperanza…Cuando hemos pasado de la muerte a la vida, podemos tener la certeza que la muerte será un dulce sobresalto. Nos encontraremos con Jesucristo, con su madre Santísima, con nuestros hermanos y padres”.
En la oración de los fieles se pidió por el Papa Francisco, por el obispo Raúl Biord, los sacerdotes, diáconos y laicos comprometidos, para que el Señor los ilumine en su misión como evangelizadores en la formación de la cultura de la vida.
Por todas las madres embarazadas, para que acojan con gran gozo el misterio de la maternidad y le concedas la alegría de su protección; por las familias, para que sean siempre lugares de perdón, donde las personas se acepten unas a otras tal como son, y donde los hijos encuentren el calor del amor y de la alegría de estar en casa.
También por todos los niños, para que el amor de Jesús guie y acompañe sus corazones y crezcan en sabiduría y gracia; por los ancianos, por los que están en situación de pobreza, los enfermos o solos, para que encuentren personas solidarias que los cuiden y protejan; y por los que forman esta comunidad para que celebren siempre el don de la vida y se comprometan con el cuidado de tantas vidas que pasan por ellos cada día.