Muestran cuerpo hiperrealista de Cristo según la Sábana Santa de Turín

Luego de 15 años de estudios sobre la Sábana Santa de Turín, se presentó una reproducción hiperrealista de cómo fue Jesús, según esta prenda histórica. La exposición del hallazgo estará disponible en la Catedral de Salamanca, hasta el mes de diciembre, según informó el portal Universitarios Católicos.

La escultura, realizada en látex y silicona, pesa unos 75 kilos y, al tacto, se comporta como un ser humano, según los responsables de la exposición, pues no es posible comprobarlo por los visitantes.

La figura produce una impresión notable en el espectador. Tanto es así que al Obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retama, que fue de los primeros en ver la escultura, se le pudo observar meditando en silencio por unos segundos.

Hiperrealismo

La postura es la propia del rigor mortis que debió sufrir el cuerpo de Cristo. Piernas un tanto encorvadas, manos cruzadas a la altura del pubis. No hay un falso pudor en la figura. Todo el cuerpo del hombre de la Sábana Santa es visible, sin prejuicios, circuncisión incluida.

El pelo que se ha utilizado es humano y se aprecia por todo el cuerpo, desde los pies a la cabeza, con todo el realismo, sin dejarse un detalle.

Cuando uno se acerca a la figura -manos atrás, según las normas establecidas- puede observar cada poro de la piel, las pecas, pestañas y pelos de las cejas.

La espalda queda un tanto elevada. Así se pueden apreciar las laceraciones en la cabeza producidas por la corona de espinas y una suerte de pequeña trenza que recoge el pelo. También los hematomas en los hombros debidos a la carga del madero.

En la piel se puede observar cada una de las heridas de desgarro producidas por la flagelación y las huellas de los clavos en manos y pies, así como la lanzada entre la quinta y la sexta costillas del lado derecho. La nariz, quebrada y el ojo derecho amoratado.

El silencio en la sala habla de los intensos diálogos internos que deben producirse en cada corazón ante el misterio de la figura.

Cuando uno se acerca a la figura -manos atrás, según las normas establecidas- puede observar cada poro de la piel, las pecas, pestañas y pelos de las cejas.

La espalda queda un tanto elevada. Así se pueden apreciar las laceraciones en la cabeza producidas por la corona de espinas y una suerte de pequeña trenza que recoge el pelo. También los hematomas en los hombros debidos a la carga del madero.

En la piel se puede observar cada una de las heridas de desgarro producidas por la flagelación y las huellas de los clavos en manos y pies, así como la lanzada entre la quinta y la sexta costillas del lado derecho. La nariz, quebrada y el ojo derecho amoratado.

El silencio en la sala habla de los intensos diálogos internos que deben producirse en cada corazón ante el misterio de la figura.

Puede observar cada poro de la piel, las pecas, pestañas y pelos de las cejas.

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