Guaireños reciben una Ermita del Carmen totalmente remozada

Finalmente, La Guaira después de muchos años, recuperó una obra arquitectónica del siglo XVIII como lo es la Ermita del Carmen, que fue reinaugurada este miércoles por las autoridades y bendecida por el obispo Raúl Biord en un acto lleno de profunda devoción.

La actividad se inició con la procesión de la imagen de la Virgen del Carmen en la Catedral desde donde salió escoltada por cadetes de la Armada y seguida por monseñor junto al gobernador José Alejandro Terán, la presidenta de la Gran Misión Venezuela Bella, Jacqueline Farías y el comandante de la Zodi, el vicealmirante Ashraf Abdel Hadi Suleimán Gutiérrez.

Todos acompañados por los frailes Ediomar Polo y Fray Alejandro Martínez de la Congregación Agustinos Recolectos, el párroco de San Pedro Apóstol, Abelardo Bazó, los padres Luis Suárez, Alfonzo Barbera, Alfredo Bustamante, Rino Salerno del Museo Diocesano de Caracas, y José Daniel Dallos; la magistrada Celeste Liendo, la investigadora Marielena Mestas Pérez, Horacio Biord, presidente de la Academia venezolana de la Lengua y Director del Departamento de Antropología del IVIC; y la feligresía.

En el recorrido por las estrechas y empinadas calles, el Obispo hizo una parada en la que fuera la casa de monseñor Rafael Ignacio Arias Blanco a quien elogió por su destacado trabajo en la pastoral social y en la recuperación de la democracia en Venezuela. La procesión continuó hasta llegar a la Ermita, donde la Virgen fue recibida por la banda marcial, el coro de San Pedro Apóstol y la Cofradía de la Virgen del Carmen de la Soublette.

Después de la lectura del evangelio, realizado por primera vez por un laico, el Obispo bendijo todo el templo e inauguró la capilla ardiente donde reposaron los restos del Libertador y se develó un cuadro de Simón Bolívar donado por el gobernador.

Los desafíos de la Diócesis

El Obispo en sus palabras planteó los desafíos de la Diócesis que tiene más futuro que pasado. “Por eso los invito a diseñar una nueva evangelización, un proyecto de una Iglesia en salida misionera, creativa y audaz, comprometida en la atención y promoción de los sectores más pobres, forjadora de cultura e identidad, pero sobre todo que transmita la buena noticia del Dios hecho hombre para que, en Jesucristo, el hombre se hiciera Dios”.

Resaltó la construcción de la Ermita que fue promovida por un grupo de laicos de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen. “Fueron hombres y mujeres devotos de la Virgen que construyeron ermitas, capillas e iglesias…La evangelización de Venezuela la realizaron ante todo muchos laicos que, al llegar al nuevo mundo, trajeron lo más valioso que tenían: su fe en Dios y la devoción a la Virgen del Carmelo. Una devoción que debemos fortalecer, y para ello renovar los estatutos, de esta y de las otras cofradías, para que más allá de la devoción y del culto, sean auténticas fraternidades y hermandades de beneficencia”.

Para esta nueva etapa de evangelización, pidió a los laicos ser los primeros misioneros en sus familias y comunidades. Dijo que niguna capilla puede quedarse cerrada. “¿No hay laicos aquí que sepan rezar el rosario, leer la Palabra de Dios y reunirse para rezar? ¡Ustedes laicos deben asumir su protagonismo bautismal en la Iglesia! Como dice el Papa Francisco: ‘No esperen a que el cura diga, a que el obispo organice… Ustedes son discípulos misioneros’”.

No podía dejar de mencionar el trabajo del padre José Eugenio Bullos, nativo de Caraballeda, quien promovió la reconstrucción de la Ermita después del terremoto de 1812. Recordó que en varias ocasiones ha sido restaurada y “este año gracias al tesón y liderazgo del padre Abelardo Bazó, se ha logrado una importante restauración. Tenemos que cuidar el patrimonio espiritual y material. Es tarea de todos, no solo del párroco o del obispo. Un árbol sin raíces se cae”.

Llamó a cuidar los ornatos de los monumentos históricos, entre ellos la iglesia del Cojo, la de Tarmas, la Catedral de La Guaira, la de Maiquetía y la capilla de El Cardonal. Pero, sobre todo pidió promover el patrimonio espiritual de nuestro pueblo, profundamente marcado por la fe católica. Destacó que en las manifestaciones más sentidas de nuestro pueblo guaireño están las fiestas ligadas a la Iglesia católica. También, que junto a las iglesias, se han construido escuelas y hospitales.

“Como Diócesis de La Guaira, desde esta bella Ermita, hoy renovamos nuestro compromiso de seguir aportando la riqueza más grande que hemos recibido: el evangelio de Jesucristo. Queremos seguir construyendo el Reino de Dios con todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la búsqueda de una sociedad más justa. La Ermita hoy nos congrega no solo para recordar un pasado glorioso, sino para proyectar nuevos caminos, en una acción pastoral donde los laicos recobren su protagonismo y asuman con creatividad la misión de anunciar el Evangelio”.

Cuádruple importancia


Horacio Biord, en su intervención como orador de orden, realizó de forma magistral un recorrido por la historia de la Ermita desde que fue erigida en un terreno donado por Luis Antonio de Medina a la cofradía de Nuestra Señora del Carmen hasta su culminación tres décadas más tarde (las obras comenzaron en 1776 y terminaron en 1810).

Indicó que de acuerdo a registros históricos “el recinto sagrado que acogió los restos de Bolívar haya sido esta Ermita del Carmen, dado que los demás templos se hallaban en estado ruinoso tras el terremoto de 1812”.

Lamentablemente, con el transcurrir del tiempo este templo fue reconstruido más de una vez hasta que el 16 de julio de 1863 fue reinaugurada y bendecida por monseñor Silvestre Guevara y Lira, arzobispo de Caracas. Años después, en 1874, se terminaría la torre y en 1883 se colocaría el reloj.

A finales del siglo XX autoridades del entonces Distrito Federal intentaron hacer reparaciones aunque sin los criterios técnicos suficientes y con el deslave de 1999, la infraestructura se vio afectada. “Ahora gracias al esfuerzo mancomunado de la ministra Faría, del gobernador Terán, el obispo y el padre Bazó se ha podido concluir esta restauración”.

Destacó la cuádruple importancia de la Ermita: en lo religioso por tratarse de un templo consagrado a Dios; en lo histórico como monumento patrimonial y su relación con el traslado de los restos del Libertador de Santa Marta a Caracas en diciembre de 1842; en lo arquitectónico por su origen colonial y en lo social por ser parte del imaginario, las tradiciones y la identidad guaireña, por el amor de un pueblo a sus símbolos y referentes sagrados e históricos.

“Por todas estas razones, la reconstrucción de la Ermita del Carmen marca una señal de esperanza: la Venezuela posible que todos sin excepción debemos construir”.

Continuar con las recuperaciones


“Siempre nos hablan de recuperar las grandes catedrales, pero debemos meternos en las iglesias del pueblo. Y es así como llegamos hasta acá de la mano del gobernador Terán y a esta comunidad que ha luchado por esta capilla. Por eso el presidente Nicolás Maduro ha querido invertir los recursos en estas recuperaciones”, puntualizó Farías.

Enfatizó que el primer mandatario con la Misión Venezuela Bella ha querido que los lugares de oración sean espacios bellos, seguros, y que llamen a la feligresía, al encuentro y al trabajo colectivo. Para que el pueblo rece por la paz y construya la máxima felicidad que soñó Bolívar. “Nos encontramos aquí donde fue recibido El Libertador 12 años después de su muerte”.

Farías elogió el trabajo del padre Bazó, a quien llamó el párroco constructor, por enseñar cada uno de los detalles alcanzados en la obra y lograr por su compromiso obtener los recursos. “Volvemos a tener una Ermita recuperada que nos llena de esperanza y renovada fe. Para que se rescate la casa de monseñor Arias, todas las casas de La Guaira y la dicha de una sociedad en pleno crecimiento donde prevalezca la igualdad.

Por su parte, el gobernador Terán manifestó que las acciones de la Misión Venezuela Bella no solamente buscan mejorar la infraestructura, sino ofrecer un lugar para que el pueblo aprecie la belleza espiritual y del alma. “Ya llevamos 7 templos religiosos y los que faltan. Esto es apenas el comienzo. En el Urbanismo Chávez iniciamos la construcción del santuario al doctor José Gregorio Hernández”.

Alabó la tenacidad del padre Bazó y el trabajo de monseñor en las comunidades más necesitadas. “Doy gracias a Dios de tener un líder en la Iglesia católica, como lo es Raúl Biord, que es un padre que vino a orientar y exigir un mejor estado”.

Terán pidió a Horacio Biord que sus reflexiones salgan publicadas en la Gaceta Oficial del estado y queden como un documento para la historia.

Comunidad y Gobierno


El artífice de la recuperación de la Ermita fue el padre Abelardo Bazó, quien desde a su llegada a la Catedral en enero de 2019 se fijó como objetivo la reparación de esta capilla construida en 1776. “En una visita pude constatar el estado de deterioro en que se encontraba. Las filtraciones eran tan graves que cada vez que llovía la feligresía comenzaba a rezar el rosario para pedir que el techo no se cayera”, manifestó el presbítero Bazó.

Relató que, junto a José Murillo, subió hasta el techo donde pudo ver los daños causados por el tiempo. Era urgente, indicó, comenzar con los recursos económicos y gracias a la intervención de Frank Colmenares consiguieron a los benefactores, entre ellos Marielena Gómez Pietri, bisnieta del general Juan Vicente Gómez, que donó más de 5 mil tejas y más de 50 manto asfáltico. El doctor Crisanto Bello Paoli y su esposa Marielena Betancourt, y el doctor Manuel Alvarado también donaron para la obra.

Con la Misión Venezuela Bella pudieron continuar en la recuperación del templo. “Hay una lista muy larga de personas, tanto celestiales como terrenales, que ayudaron. Esto fue un esfuerzo de trabajo en equipo que ha sorteado una cantidad de obstáculos como el clima, problema para abrir una cuenta en el Tesoro, con los andamios, aparatos eléctricos, problemas de salud y el hampa común que se pudo superar gracias a la protección de la Virgen”.

Agradeció a monseñor, al padre Bustamante, al gobernador Terán, a la ingeniera Farías, a los trabajadores de la Secretaría de la Gobernación, a José Murillo, a sus obreros, a los arquitectos e ingenieros, y a Cáritas parroquial.

Por: Laura De Stefano

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