Obispo pide al Gobierno ayudar a los pescadores
*Más de 3 mil feligreses asistieron a la Bendición del Mar
Laura De Stefano
Monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira, en su homilía por el Domingo de Resurrección y Bendición del Mar pidió que los pescadores tengan programas de apoyo sustentables, para consolidar esta importante actividad económica en la región y no solo pequeñas dádivas que incrementen un asistencialismo.
Antes más de tres mil fieles congregados en el Paseo la Marina, en Catia la Mar, recomendó que estos programas estén acompañados de una buena formación y un acompañamiento legal para que puedan vender adecuadamente el fruto de su pesca.
“Queridos pescadores, Jesús les dice a los apóstoles cansados y desilusionados por toda una noche de fatiga, bregando sin resultado: ‘remen mar adentro y echen de nuevo sus redes’. Y confiados en la palabra del Señor, aquella tarde la pesca fue abundante”, puntualizó.
El obispo ofreció esta santa misa a monseñor Mario Lizarazo, iniciador de esta hermosa tradición cuando era párroco de La Soublette hace 21 años y al diácono Rafael Carpio. “Hace dos meses nos dejó en la ciudad de Cúcuta, agradecemos a Dios su vida y ministerio entre nosotros, y pedimos por su eterno descanso”.
Manifestó sentirse doblemente alegre porque este domingo pudo reunirse la comunidad diocesana de La Guaira, después de dos años cuando la pandemia los obligó a suspender las celebraciones con presencia masiva de fieles.
Monseñor recordó que tanto en el 2020 como en el 2021, vinieron los sacerdotes con las autoridades civiles y militares a bendecir el mar. “Lo hicimos en nombre de todos, trayendo sus oraciones por el cese de la pandemia, por los pescadores y por todos. Hoy gracias a Dios estamos aquí!”.
Resucitar de la pandemia
Dijo que el mensaje de la resurrección es claro: la muerte no es la última palabra, Dios Padre resucita por el poder del Espíritu a Cristo de entre los muertos, y le confiere una vida para siempre, y nos hace partícipes a los bautizados del poder de su resurrección.
Por eso invitó a todos a resucitar de la pandemia que nos ha dejado muchas enseñanzas, algunas muy tristes, pero todas muy valiosas como la necesidad de cuidarnos y de cuidar a los demás. También a que no estamos solos ni aislados, sino que todo el mundo está interconectado y dependemos unos de otros.
La pandemia, indicó, nos ha enseñado además que debemos cuidar el mundo, nuestra casa común, que muchas veces maltratamos y destruimos. “Es urgente una ecología integral que cuide del mundo que Dios nos regaló, y esto es más necesario en La Guaira, donde la bella naturaleza que disfrutamos es frágil y las agresiones a la naturaleza, las construcciones indebidas y la obstrucción de
los cauces de los ríos y torrentes pueden acarrear daños severos”.
Pidió resucitar en el espíritu, porque el egoísmo nos encierra en una cuarentena prolongada al creernos seguros en el pequeño refugio del individualismo, olvidádonos de compartir con los demás, inclusive con los más cercanos.
“La excesiva preocupación por no contagiarnos alimenta la fría indiferencia hacia los que más sufren y pasamos de largo ante su sufrimiento. El aislamiento nos hace perder el sentido de pertenecer a una comunidad y a un pueblo que comparte la misma suerte, y necesita unión, perdón y reconciliación”.
La Pascua nos recuerda nuestro bautismo
El obispo Biord señaló que el domingo de Pascua nos recuerda nuestro bautismo, porque sepultamos en el agua bautismal nuestros pescados, el desorden del mundo, la pompa de una vida llena de cosas vanas y perecederas para resucitar a una vida nueva comprometida con Jesús en ser luz del mundo y sal de la tierra.
“El agua nos recuerda nuestra consagración a Dios en el bautismo, nuevo nacimiento y fuente de vida eterna. Por eso hoy bendecimos el mar, como se ha bendecido también en La Guaira, en Naiguatá, en La Sabana, en Punta de Mulatos, en Mare, en Arrecife, en Chichiriviche, en Puerto Cruz y en Los Roques”.
Señaló que lo que aconteció con Jesús el domingo por la mañana fue un hecho que nunca había pasado. No fue volver a la misma vida de antes, como las resucitaciones de Lázaro, la hija del centurión y o el hijo de la viuda de Naín. Ellos recobraron su vida anterior y luego murieron. La resurrección de Jesús es una nueva creación, entrar en una vida imperecedera, plena, definitiva.
“No busquen entre los muertos, al que está vivo”, les dicen los jóvenes vestidos de blanco a las mujeres que van el domingo a llevarle flores al sepulcro. Y a san Pablo lo acusan porque predica “que un cierto Jesús que murió, está vivo”. Jesús está realmente vivo.
Por la paz y prosperidad del país
Monseñor bendijo a los pescadores para que tengan una pesca abundante y puedan sortear todas las tempestades de la vida, para que haya paz, reconciliación, reactivación económica y prosperidad en nuestro país; y para que el mar sea lugar de comunicación y de encuentro entre países hermanos y no de abismo de seperación.
También para que La Guaira y todo el país puedan progresar en bien de sus habitantes,
pero sobre todo “vamos a rezar por el cese de todas las guerras y por la paz en el mundo”.
La misa fue concelebrada por el rector y vicerector del Seminario San Pedro Apóstol de Macuto, y por los 12 sacerdotes de la Zona Pastoral del Oeste, a quienes el obispo Biord agradeció por trabajar de manera unida y ser un ejemplo de la Iglesia que pide el Papa Francisco.
Agradeción también al gobernador José Alejandro Terán, al comandante de la Zodi, Ramón García, a los efectivos de Protección Civil, guardias nacionales y a los cadetes de la Armada. Y envió un saludo especial a las misioneras de la Madre Teresa de Calcuta.
La entronización de la Palabra estuvo a cargo de miembros de Cáritas Parroquiales y catequistas, mientras que las ofrendas le tocó a la Pastoral Afrodescendiente de Zamora. La Eucaristía fue amenizada por el Ministerio de Música Sagrado Corazón de Jesús.
En las intenciones destacaron dos peticiones: el cese de la invasión de Rusia a Ucrania, y especialmente la construcción del templo y santuario del beato José Gregorio Hernández en la cuasi parroquia San Óscar Romero en Playa Grande.
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