Feligreses y sacerdotes despidieron a los misioneros oblatos de María Inmaculada

Laura De Stefano

El obispo emérito de Machiques, monseñor Ramiro Díaz, y los padres José Manuel Cicuéndez y Nené Tasar Lepi se despidieron de su feligresía en una solemne misa de acción de gracias celebrada en el templo Nuestra Señora del Carmen de La Soublette por monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira, junto al clero.

Vinieron del viejo continente y de África a prestar sus servicios pastorales en La Guaira

Estos misioneros oblatos de María Inmaculada durante seis años prestaron sus servicios pastorales en La Guaira, estado que dejan para sembrar el evangelio en otras comunidades y continuar así con otras misiones.

El obispo Biord agradeció a los oblatos su presencia y trabajo pastoral en la Diócesis. “Los tres sacerdotes nos dieron ejemplo de una comunidad religiosa misionera, que se supo ganar el cariño y el respeto de todos. La Diócesis de La Guaira les agradece de corazón. No les dice adiós, sino hasta luego, los esperamos. Pedimos a Dios que les mande muchas vocaciones para que haya más misioneros en su congregación y puedan regresar”.

El presbítero Alberto Castillo, vicario general de la Diócesis, también agradeció a los oblatos en nombre de los sacerdotes todo su trabajo pastoral. Lo mismo hizo la doctora Olga de Pérez, de Cáritas parroquial, interpretando los sentimientos de todos los presentes.

Tres grandes hombres
El obispo expresó que monseñor Díaz, oriundo de España, dio testimonio de una gran santidad de vida y espíritu de humildad. Siempre estuvo presente en todas las actividades diocesanas y celebraba la misa todos los días en la capilla de la Roraima, a la que acudía caminando entre las calles de la comunidad.

“Con un gran espíritu positivo y de humor, sabía alegrar la presencia de todos. Era el vicario episcopal para la vida consagrada. Supo acompañar a las religiosas y a los diáconos en sus retiros espirituales. Fue profesor de Misionología y Espiritualidad de nuestro seminario”.

Al padre José Manuel Cicuéndez, también español, lo describió como un sacerdote muy inteligente y preparado que estuvo en la dirección del Departamento Diocesano de Formación. Fue profesor en el seminario y en la Escuela de Ministerios, y párroco por seis años en La Soublette.

“Supo organizar el Consejo de Pastoral Parroquial y Cáritas parroquial La Soublette se ha convertido en un referente para Catia la Mar, especialmente el comedor en Los Olivos. Fue además el coordinador de la zona pastoral de Catia la Mar, ayudando a la colaboración de las 10 parroquias”.

Del padre Nené Tasar, sacerdote procedente de África, dijo que conquistó el corazón de la feligresía por su simpatía. “Se entregó de alma y corazón a su ministerio. Fundó 28 comunidades eclesiales de base que visitaba todos los días para leer la Palabra de Dios y compartir la vida de fe”.

Se caracterizó por celebrar misa en las calles y sectores. Además por organizar un vía crucis popular con una cruz grande y pesada que solo podía ser llevada por todos juntos. Enseñó a cantar melodías de su país natal, animó con creatividad las celebraciones a través de la danza litúrgica. “Con mucha humildad y espíritu de fe, participó en las peregrinaciones de la Virgen del Carmen por el mar”.

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