75% de los hogares israelíes se surten con agua desalinizada
A medida que se profundiza el cambio climático producto del calentamiento global, se agravan y multiplican las sequías en todas partes del planeta. De ahí la escasez creciente de agua debido fundamentalmente a que aumenta la distancia entre la oferta y la demanda.
La razón de esta crisis es el cruce del cambio climático con la creciente urbanización. Por eso, la población mundial urbana que enfrenta escasez hídrica alcanzaría a 1.693/2.373 millones (de un tercio a la mitad de la población urbana) en 2050, mientras que en el momento actual está integrada por 933 millones (1/3 de la población global que vive en ciudades).
El país más afectado por esta tendencia mundial es India, donde la población sedienta que habita en ciudades pasaría de 153 a 422 millones en este periodo; y todo esto ocurre cuando las grandes urbes más golpeadas por la carencia hídrica pasan de 193 a 284, incluyendo 20 megas ciudades de más de 10 millones de habitantes.
Hay que agregar que 70% del agua potable en el mundo es utilizada en la producción agroalimentaria, de modo que la creciente carencia de agua potable es una cuestión de prioridad estratégica para el agro del planeta, reseñó el diario argentino Clarín.
Al mundo en un sentido estricto le sobra agua: 71% de la superficie terrestre está cubierta por las aguas. Son los mares y los océanos de los cuatro extremos del sistema global.
El inconveniente es que 97% de estas aguas son saladas, inutilizables por definición para el consumo humano. La alternativa son los proyectos de desalinización que proliferan en el mundo de hoy, y cuyo único inconveniente real es el costo.
Las plantas de desalinización producen hoy 93.037 millones de mts cúbicos por día, y lo hacen a través de 15.906 plantas en operaciones. Según Barclay ahora se utiliza para desalinizar las aguas 25% o menos de la energía que se requería en 1980. Además, se tiende a utilizar cada vez más energía renovable; y por eso al menos 20% de las nuevas plantas funcionaran con este sistema de generación en 2025.
Israel está a la cabeza de este fenómeno mundial. Tiene 5 plantas en operaciones (que serían 7/8 en 2025) y 75% de los hogares israelíes se abastecen con agua desalinizada en este momento. La principal planta israelí (Sorek) esta 100% automatizada y funciona las 24 horas, con sólo 2 personas en la sala de control que son técnicos altamente calificados. Abastece a 1.5 millones de personas -20% de la población Israelí-; y su mayor costo es el de la energía: 50% del total. Se prevé disminuir a la mitad sus valores en los próximos 10 años.
La agricultura israelí, que es una de las más avanzadas del sistema, demanda casi 50% de su producción: 1.200 millones de mts cúbicos diarios, y es una actividad que depende absolutamente del riego.
Lo notable es que Israel pasó de la escasez a la abundancia de agua –gracias a la desalinización- en sólo 13 años; y ahora incluso la exporta a Egipto y Jordania y este logro monumental lo ha obtenido debido a un esfuerzo sistemático de innovación. Hay un fondo de $ 400 millones para apoyar programas de innovación y también nuevas empresas, en un dispositivo centrado en la Fuerzas de Defensa Israelíes, que son el ejército de mayor nivel tecnológico y capacidad operativa de Medio Oriente.
Esto es lo que ha convertido a Israel en la “Start Ups Nation” por definición; y hace que exporte mas de $ 10.000 millones por año de productos de alta tecnología. Hay más de 5.000 “start ups” high tech en el estado, muchas de ellas (más de 700) con el objetivo excluyente de mejorar el consumo, recolección y distribución del agua.
En la economía Israelí todo es circular o tiende a serlo, y más de 90% de las aguas residuales son captadas y tratadas en un proceso de alta tecnología, para luego ser volcadas primordialmente al sistema de riego del país.
Israel es un país semi desértico, que tiene un solo río, que es el Jordán de uso compartido con Jordania; y más de la mitad del territorio es un desierto en el sentido estricto. Es el Neguev, que se despliega hasta las orillas del Mar Rojo, donde están las instalaciones del Puerto de Besheva.
De ahí que en Israel la sequía tenga un carácter crónico. Pero lo que también es crónico es la excepcional actitud para la innovación. Por eso han resuelto el problema de la carencia de agua y se han convertido en un ejemplo mundial.