La agresividad ha aumentado durante la pandemia

Valerie Calderón

«Aunque muchos piensan que por la cuarentena se desencadenaron una serie de reacciones agresivas, esto no quiere decir que antes no existían, y resulta que esto no ha pasado en todas las familias. Eso es lo que más me ha llamado la atención, porque se da, mayormente, en las familias donde ya ha habido conflictos y en las que no hay una vinculación sana”, explica el psicólogo Javier Ortega.

Son más comunes las agresiones contra los niños

Si nos preguntamos por qué una persona, luego de una experiencia como la cuarentena tiene que agredir a sus hijos, podemos pensar que es por la frustración de la ausencia de actividades que representaban su día a día. “La cuarentena es un encierro forzado, había un peligro afuera que amenazaba nuestras vidas, la única medida era el confinamiento”.

Por esta razón, muchas personas dejaron de trabajar, de estudiar y de relacionarse socialmente, cambió hasta la forma de saludar. “El ser humano consumía energía todos los días, y al no haber actividad esa energía se acumula”.

¿Pero por qué con los niños?

Ortega explicó que cuando somos niños, tenemos una actitud pasiva y una conducta que pide a los adultos protección. En esa dinámica, los adultos representan la fuerza, el dominio y la autoridad“.

«Si las relaciones no son sanas, por supuesto que habrá una utilización negativa de estos roles en los que el niño se vea abusado y agredido”.

Psicólogo Javier Ortega

Tomando en cuenta esto, aclaró que dentro de la pasividad de los niños no existe la tendencia a expresar, a ir a un comando policial o a la fiscalía a denunciar. “Como adultos y personas educadas en cuanto a la violencia, debemos ser partícipes de esta facilitación de la denuncia”.

El primer paso es recuperar la protección del niño, eso se logra a través de la denuncia. Después viene la intervención psicológica, la intervención psicopedagógica y en las áreas que haya afección.

“Es muy duro y traumático para los niños cuando viven este tipo de experiencias, porque se sienten desprotegidos, si no son intervenidos y no ven que se hace justicia, pueden continuar sintiéndose así hasta la adultez y eso se presta para otras situaciones de abuso y de violencia”.

Pero también existe la probabilidad de que tomen un rol opuesto a la pasividad y busquen agredir a las demás personas o a sus propios hijos. “Debemos estar muy pilas y atentos, una intervención y un diagnóstico temprano y una denuncia oportuna salva su futuro”.

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