Beneficios de ducharte con agua fría

Acelera el metabolismo, ayudando a adelgazar, y refuerza tu autoestima

El contacto con el agua fría tiene múltiples ventajas tanto a nivel físico como mental. Algunos de estos beneficios pueden observarse directamente tras un contacto esporádico con el agua fría, pero otros beneficios serán menos visibles a menos que exista un hábito.

Despeja y activa la mente

El principal efecto que vemos directamente cuando nos duchamos con agua fría es el hecho de que nos activa y despeja. Los receptores térmicos en la piel se activan y generan una respuesta generalizada por parte del organismo. Es una reacción natural ante la necesidad del cuerpo de mantener la homeóstasis o equilibrio interno a nivel de temperatura.

Mejora la circulación

La exposición al agua fría supone beneficios a nivel cardiovascular: ante el frío nuestra tasa cardíaca aumenta y se contraen los vasos sanguíneos. La sangre viaja a gran velocidad y cargada de oxígeno a los órganos principales y a los músculos, mejorando la circulación hacia estas áreas. En este sentido, resulta recomendable ir alternando entre duchas frías y otras con agua caliente (que harían que la sangre se dirigiera más fácilmente a la superficie de la piel).

Sin embargo, debes tener mucha precaución si padeces de algún tipo de cardiopatía o trastorno cardiovascular, ya que la contracción de los vasos sanguíneos y la aceleración del ritmo cardíaco puede ser perjudicial en tu caso.

Aumenta la atención

La activación del sistema nervioso es otro de los beneficios de ducharse con agua fría porque estimula la secreción de ciertos neurotransmisores, como la noradrenalina, que nos hace estar alerta y atentos.

Mejora tu estado de ánimo

La producción de noradrenalina en el cerebro generada por el choque térmico hace que mejore nuestro humor, aliviando el estrés y la ansiedad. Otros estudios indican que también genera una disminución del nivel de cortisol.

Aumenta la oxigenación

Cuando nuestro cuerpo entra en contacto con agua muy fría, inmediatamente empezamos a acelerar nuestra respiración. Ello está vinculado a la anteriormente citada alteración y aceleración cardiovascular. El cuerpo necesita una mayor cantidad de energía para hacer frente al frío, lo que implica acelerar la adquisición de oxígeno. Así, aumentan los niveles de oxígeno de nuestro organismo, lo mismo que el ritmo con el que la sangre circula por el cuerpo.

Acelera el metabolismo

Con el fin de mantener la temperatura interna en niveles adecuados, el cuerpo acelera el metabolismo, consumiendo los recursos almacenados en el organismo. Como consecuencia, con la exposición al frío empezamos a quemar azúcares y grasas para mantener la temperatura corporal a niveles adecuados.

Activa el sistema inmune

Se registra una mejoría del sistema inmunológico al liberarse mayor cantidad de leucocitos o glóbulos blancos.

Mejora la libido y la calidad y cantidad de esperma

El frío estimula la secreción de testosterona, lo que tiene un efecto en la libido y la capacidad de respuesta sexual.

Desinflama y alivia el dolor

Es habitual que cuando nos damos algún golpe y tenemos inflamación usemos el frío para bajarlo (por ejemplo con una bolsa con hielo). Las duchas con agua fría tienen el mismo efecto, permitiendo aliviar dolores musculares o incluso dolores de cabeza.

Mejora el sueño

Aunque el hecho de someternos a una ducha de agua fría hace que entremos en estado de alerta, con el paso del día facilita que nuestro cuerpo pueda relajarse. Estudios demuestran que facilita la conciliación del sueño y mejora su calidad.

Mejora el funcionamiento de los riñones

Los riñones y el sistema linfático también ven mejorado su funcionamiento con el frío, permitiendo una mejor expulsión de los elementos tóxicos y los residuos de nuestro organismo.

Beneficios en piel y cabello

Las personas que se duchan de forma excesiva suelen perder la protección natural que recubre y protege la piel en forma de grasa, especialmente si lo hacen con agua caliente. A la larga, esta práctica puede resecar piel y cabello.

El agua fría, por el contrario, no provoca esta pérdida de la grasa cutánea, sino que permite la tonificación de la piel al estirarla. También previene la caída del cabello y hace que tenga un mayor brillo.

Refuerza la autoestima

Ducharse con agua fría puede ser vivido como un pequeño reto o desafío a superar, lo que genera mayor sensación de autocontrol y autoestima.

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