Miguel Cabrera tiene garantizado un puesto en el Salón de la Fama
* La baja de rendimiento que tuvo la temporada pasada no debería afectar su candidatura
El miércoles pasado, Jim Thome se unió a la exclusiva cofradía de peloteros que entraron al Salón de la Fama en su primera oportunidad, al recibir el 90% de los votos. Pero hace 12 años, su puesto en Cooperstown estaba lejos de ser una garantía.
Thome, que tenía 430 jonrones en aquel momento, venía de una temporada inefectiva y plagada de lesiones a los 34 años de edad, un punto en el que no es inusual que los jugadores empiecen a decaer rápidamente.
Hay algunos puntos aquí que sirven para comparar la trayectoria de Thome con el de otro primera base laureado, el venezolano Miguel Cabrera.
Es necesario aclarar que es muy posible que para estas alturas ya Cabrera tenga asegurado su lugar en el Salón de la Fama. Por ejemplo, su WAR de 68.8 está apenas por debajo del total vitalicio de Thome (72.9).
Pero aun así, las similitudes entre ambos impresionan. Además de los números que demuestran que Cabrera sigue haciendo muy buen contacto, la comparación con Thome sugiere otra razón para ser optimista con respecto a un resurgir del criollo en 2018.
Y aunque queda por ver qué tan bien se recupera Cabrera -los problemas en la espalda para un jugador que cumplirá 35 años en abril no son cosa menor- Thome encontró un segundo aíre a los 34 años.
Tras ese primer descenso, Tome bateó .282/.414/.581 con 77 jonrones, 8.6 WAR y un 153 de OPS+ (el promedio es 100) que lo ubicaron séptimo en las Grandes Ligas. Se mantuvo en la gran carpa por otros cinco años, jugando hasta los 41 años y manteniendo un estelar OPS+ de 132 en ese lapso. Sumó otros 9 WAR y 105 jonrones, para finalizar con 612 jonrones y consolidar así sus argumentos al Salón de la Fama.
En ese sentido, Thome proporciona el mejor escenario posible para Cabrera, cuya caída en 2017 fue estrepitosa. Entre 2014 y 2016, el OPS+ de 157 que dejó Cabrera fue el tercero mejor. La temporada pasada, su OPS+ de 92 fue el 118 entre 144 toleteros.
Ahora, uno de los más grandes bateadores de una generación deberá encontrar la forma de repuntar y convertir su búsqueda de 500 jonrones (le faltan 38) y 3.000 hits (está a 364) en una carrera corta y no en un maratón de muchos años para garantizarse un puesto en Cooperstown en su primer año de elegibilidad.