Habitantes de Puerto Viejo claman por unos reductores de velocidad, ya que las gandolas y camiones circulan a exceso de velocidad por las calles de la urbanización
Una de las más afectadas por esta situación es Belkis Orozco, jefa de calle de la comunidad, quien vive en toda la vía. Dijo que las fuertes vibraciones provocadas por las gandolas derrumbaron la parrillera de su casa.
Está en espera del alcalde José Manuel Suárez para que la ayude a la reconstrucción.
Persisten las aguas servidas
Denunció el problema de las aguas servidas en la avenida principal cada vez que se tapan las tuberías, a pesar de contar con una bomba de achique.
“La solución no es la bomba, es romper la calle y poner un tubo por gravedad, que vaya directamente a la quebrada” indicó Radamés Orozco.
Otro de los problemas que deben lidiar los vecinos es la escasez de agua porque cuando la mandan solo tienen pocas horas para abastecerse. «La mandan en la noche y la cortan en la madrugada. Recibimos agua una vez al mes».
Deben pagar por una cisternas de 5.000 o 10.000 litros entre 35 o 40 dólares. Piden que el ciclo dure más tiempo y sea regular, no una vez al mes.
Por: Escary Gascón