Los oficios en La Guaira siempre han sido una suerte de salvavidas a la hora de tener un ingreso que permita cubrir las necesidades básicas en medio de las dificultades económicas. Pese a ello, algunas actividades han quedado relegadas en el imaginario colectivo, a pesar de que son útiles y necesarias en lo que respecta a su función en la dinámica diaria.
Edgard Pérez tiene 32 años dedicado a restaurar todo tipo de calzados, y tiene un puesto (271) en el Mercado Comunitario de Catia la Mar. Aseguró que la demanda en este oficio ha disminuido considerablemente durante el año, pues es el bajo poder adquisitivo lo que no permite solicitar el servicio.
“Nadie va a preferir mandar a reparar unos zapatos que comprar comida, de eso no hay duda alguna. Hoy en día son más quienes buscan de comprar zapatos colombianos, los cuales se consiguen entre 10 y 20 dólares”.
La restauración de mayor demanda es el cocido, el cual tiene un precio de 5 dólares, el pegado está en 2 y el cambio de suela en 12. De igual forma, se restauran carteras. Un cambio de cierre está entre 7 y 8, mientras que algún refuerzo del interior puede costar unos 8 dólares.
“Cuando la semana es buena, pueda que me lleguen entre unos 8 y 10 pares de zapatos, pero si es mala recibo entre 2 o 3. Anteriormente, a la semana arreglaba unos 30 o 40 pares, por ejemplo”.
Aseveró que las ganancias le permite “sobrevivir”, pues no son significativas, por lo que teme continuar trabajando en un oficio que por muchos años fue el sustento de su hogar. Confesó no perder la esperanza, pues es lo que en ocasiones le da fuerza para levantar la santamaría del local diariamente./jd