Las alertas se han encendido tras la detección en África de nuevos casos por virus de Marburgo, un virus que fue descubierto en 1967 y desde entonces se ha estudiado, descubriéndose que es causante de una enfermedad hemorrágica severa de la que se conocen varios brotes.
Lo preocupante, ante la detección de nuevos brotes, es que sea posible hacer cercos epidemiológicos de forma efectiva porque la incidencia mortal de la enfermedad oscila en torno al 50%.
Sin embargo, hay indicios de que, de acuerdo con la cepa vírica, puede llegar hasta 88%, indica la Organización Mundial de la Salud. El organismo refiere que solo en los años 2008, 2014 y 2017, Uganda y Holanda registraron cinco casos, de los cuales ninguno sobrevivió, y en 2012, Uganda reportó 15 y cuatro de ellos murieron.
Esta alta cifra de mortalidad se debe, principalmente, a las características de la enfermedad, que en su etapa tardía se suele presentar con grandes pérdidas de sangre, debido a que suceden hemorragias en
varios órganos, con sangre en el vómito y las heces, sangrado por las encías y los genitales, principalmente las mujeres sufren sangrado vaginal.