Todos los días, a las 5:00 de la mañana, Tony Pereira junto a su esposa Gregoria y a su nieto Yosmer, se levantan para preparar 50 arepas que luego distribuirán en su moto a 43 abuelos que pernoctan en las calles o plazas de Maiquetía, y a siete que se encuentran en sus casas postrados en una cama incapacitados para caminar.
“Desde la semana pasada he tenido que reducir la cantidad de arepas porque la cocina se me dañó. Solamente funciona una de las hornillas. Pero, poco a poco Dios me ayudará a salir adelante”, manifestó el chef del comedor parroquial de la iglesia San Sebastián.
Resaltó que los domingos, en la casa parroquial, preparan 150 arepas que son entregadas en las calles por un nutrido grupo de voluntarias, quienes por más de 7 años han compartido su misma inquietud sobre las necesidades que tienen los niños y abuelitos.
Comenzó hace un año y medio con esta labor de ayudar a las personas de la tercera edad porque, como lo expresara Tony, son las más vulnerables de la sociedad.
“Nuestros abuelitos son abandonados por sus familiares y la idea es extenderles la mano. Muchas veces no tengo los recursos, pero tratamos de llevar algo a cada abuelito de nuestra parroquia”.
15 años de trabajo social
Pero, su trabajo social se remonta a más de 15 años atrás, cuando rescataba de las calles a los muchachos con problemas de drogas para llevarlos a las casas de abrigo y, de forma intermitente, entregaba comida a las personas sin techo.
“Tuve un familiar con problemas de adicción a quien decidí ayudar. Con él se unieron sus amigos y desde ese momento me animé en seguir auxiliando a estas personas. Esta vocación de ayudar me viene de Dios”, afirmó.
Con la llegada del padre Martín Vegas a la parroquia San Sebastián de Maiquetía, hace 6 años, Pereira se inicia como chef en el comedor parroquial, donde los todos lunes, miércoles y viernes cocinan 130 platos diarios de comida para niños de bajo peso entre los 4 y 16 años.
“Empezamos a visitar los hogares de aquellos con desnutrición y a buscar el apoyo de empresas privadas para los ingredientes. Fue así como se abrió el compás de atender a las personas necesitadas. Pero, en realidad pienso que fue Dios quien nos colocó en esta posición de ayudar a la gente”.
Gracias a la Diócesis de La Guaira, en especial a monseñor Raúl Biord, y a los feligreses ha sido posible mantener no solo el comedor, sino continuar con la elaboración de esas arepitas que tanto alegran a los abuelitos cuando las reciben en las mañanas.
Su único pago son las bendiciones
Tony Pereira es chef con varios títulos en las diferentes ramas de la cocina (caliente, cuarto frío y granier). En el año 89 trabajó en la cadena Marriot y en 1993 entró como cocinero 1 al Hotel Tamanaco Intercontinental, donde laboró por cinco años. Allí trabajaba y sacaba tiempo para realizar varios cursos en las diferentes academias gastronómicas.
Cualquiera con sus conocimientos podría hacer fortuna en los mejores restaurantes del país. Sin embargo, su único pago son las bendiciones que recibe de las personas que ayuda. “Dios te bendiga” o “Dios te acompañe y te dé la fuerza para seguir adelante”, son las expresiones que más escucha.
Conoce la situación de cada uno de los 50 abuelitos, pero el que más lo conmueve es José, porque está muy enfermo en su casa en Algarín. Su mayor preocupación es no poder seguir llevándoles las arepas porque tiene la cocina dañada.
“Esta mañana me dijeron que me tranquilizara porque Dios me ayudará y que ellos, a través de la oración, lograrán que yo consiga una cocina para seguir haciendo las arepitas”.