«Me siento orgullosa de ser enfermera y estoy cada día más enamorada de mi profesión, que no cambiaría por nada en el mundo», es el sentimiento que expresa Doranny Alfonzo Hernández, cuando se le pregunta por qué estudió esta carrera.
Es egresada de la Escuela Experimental de Enfermería de la Universidad Central de Venezuela en el 2007, allí obtuvo no solo el técnico superior sino la licenciatura. “Inicié mis estudios con cierto temor, porque comencé a los 17 años. En la actualidad tengo 16 años de servicio en el Ministerio del Poder Popular de la Salud”.
Cuenta que fue seleccionada por la prueba del Consejo Nacional de Universidades (CNU) en tres carreras: turismo, bioanálisis y enfermería. Se decidió por ésta última por razones humanitarias. No descarta, sin embargo, estudiar derecho, en un futuro, pues confiesa que otro de sus sueños es ser también abogada.
Pero no todo fue sencillo para Doranny, quien vivió momentos difíciles para culminar su carrera porque sus estudios coincidieron…¡Con la caída del viaducto!
“Las clases eran todos los días desde las 7:00 am hasta las 4 o 5 de la tarde, con internados rotatorios. Además trabajaba en el Hospital San Juan de Dios”.
Para llegar a tiempo debía subir todos los días a las 3:00 am y llegaba a su casa a las 10:00 pm. La otra opción era mudarse a Caracas, y en el San Juan de Dios le ofrecieron las residencias médicas para que estuviera todo el tiempo que necesitara.
“El temor de todos los padres es que los hijos no cumplan sus metas, pero cuando se tiene voluntad se vencen todos los obstáculos y gracias a todas esas personas que me apoyaron, pude culminar mi carrera”.
Manifestó que el momento más gratificante fue cuando entró al Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela a recibir su título de licenciada en enfermería. Un momento espectacular no solo para ella, sino para toda su familia y especialmente para su mamá que la apoyó mucho en todos sus procesos. Recibió mención honorífica por el trabajo especial de grado.
Actualmente está en comisión de servicio y es la encargada el ambulatorio Marapa El Piache, en Catia la Mar. Está adscrita al Hospital José María Vargas en Caracas donde obtuvo su cargo fijo a los pocos meses de ingresar y aunque del Seguro Social la llamaron para ofrecerle el cargo de coordinadora de terapia intensiva para adultos, lo rechazó porque adora su hospital Vargas.
“Allí me formé rodeada de enfermeras profesionales que me enseñaron todo lo que sé. Todo lo que aprendí en emergencia de adultos no lo he logrado experimentar en el resto de mi carrera, fueron momentos únicos. También he estado en terapia intensiva, por hospitalización. He trabajado con niños con cáncer que me fortalecieron”.
Alfonzo siempre les recuerda a las profesionales de salud y a los que piensan estudiar esta carrera que no busquen solo la parte remunerativa, sino por la vocación de servicio para dar lo mejor de uno. “Esta es la mayor satisfacción que no tiene precio”.
Por Laura De Stefano
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