Las plantas desalinizadoras que se suponía iban a solventar el acceso al agua en el estado, se volvieron sal y agua.
La que está ubicada frente al Cicpc, en La Guaira, mantiene sus puertas cerradas desde hace un año y los vecinos aseguran que nunca benefició a las comunidades.
«Fue inaugurada hace tres años pero nunca abasteció a los sectores aledaños, ya que solo sirvió para llenar cisternas», indicaron los habitantes de El Cardonal.
A la planta se la está comiendo el óxido y el salitre, mientras los habitantes suman dos meses sin recibir agua por tubería.
La de Punta Gorda fue recuperada
La desalinizadora de Punta Gorda tenía dos años paralizada debido a que Pdvsa asumió una deuda con la empresa operadora, pero como no llegaron a un acuerdo del pago la cerraron.
Y fue en marzo del presente año cuando el Consejo Comunal José María Vargas, en conjunto con la Mesa Técnica de Agua, tomaron las riendas de recuperarla.
«Recibimos el apoyo del Ministerio de Ecosocialismo y Agua (Minea) y de Hidrocapital, pero los vecinos hemos hecho un gran esfuerzo para mantenerla activa», así lo aseguró Aleida Salas, miembro de la Mesa Técnica de Agua.
Dijo que bombean dos días a la semana para Las Veredas, edificios Manuelita Sáenz y el Urbanismo José María Vargas y son más de 300 familias las que se benefician.
Sin embargo, la planta necesita que pongan en funcionamiento el sistema eléctrico, pero necesita un transformador de más de 400 MVA.
Salas explicó que trabaja con dos modalidades: eléctrico y a gasoil y este a veces es tedioso para adquirirlo.
«Sería un alivio que las autoridades nos apoyaran con ponerla a funcionar de forma eléctrica porque los recursos podríamos destinarlos para su mantenimiento. Se está oxidando y constantemente se le daña la correa entre otras dificultades «. /HB/jd