Según el Sindicato de Trabajadores no Dependientes del Sector Comercio, Servicio y Afines (Sintrandecos), y la central de trabajadores Alianza Sindical Independiente (ASI Venezuela), hay más de 5 millones de trabajadores informales de los cuales 65 % son mujeres jefas de hogar; 39 % sufre de enfermedades ocupacionales debido al trabajo precario, y 60%, aproximadamente, vive en condiciones de pobreza.
Las cifras no son oficiales, pues desde el 2018 ni el Ministerio del Trabajo ni el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ofrecen datos de este sector.
Sin embargo, el economista Eduardo Quintana, presidente de Fedecámaras Vargas, sostiene que actualmente casi el 70% de los trabajadores venezolanos están en la informalidad, a los que se le suman los que quedaron desempleados por la pandemia del Covid-19, que han tenido que ingeniárselas para llevar el pan a sus hogares.
“El venezolano es muy creativo, los que tienen vehículos aplicarán como taxistas, otros venderán comidas, tortas caseras”.
Un estudio de la encuestadora Datos, realizado en enero de este año, 47 de cada 100 personas que trabajan lo hacen por cuenta propia o en el sector informal, es decir, no están en la nómina de ninguna empresa y mientras dure la orden de quedarse en casa no tendrán ingresos, salvo que el Estado decida apoyarlos como se ha hecho en otros países de América.
En países del tercer mundo, en vías de desarrollo o emergentes, como se le quiera llamar alrededor de 2.000 millones trabajan de manera informal, por tanto carecen de seguridad social y de sustitución de los ingresos.
El director general de la OIT, Guy Ryder indicó que para millones de trabajadores, la ausencia de ingresos equivale a ausencia de alimentos, de seguridad y de futuro. “A medida que la pandemia y la crisis del empleo avanzan, más acuciante se vuelve la necesidad de proteger a la población más vulnerable”.
Empresarios
tratan de apoyar
Quintana asegura que para mantener a sus trabajadores durante la cuarentena, la gran mayoría de las empresas están incentivándolos con bonos especiales en divisas.
“De mutuo acuerdo han implementado medidas para mantener las actividades laborales y la continuidad de las empresas, con bonos especiales, salario y horario reducido a fin de no tener mayor afectación en las finanzas de la empresa. El reto es mantenerse hasta la reactivación económica”.
Gobiernos
otorgan subsidios
a los trabajadores
El economista señala que algunos países y gobiernos con recursos propios o con préstamos de la banca internacional, están dando auxilios a los empleados a través de las empresas.
Cuando se decretó la cuarentena, el vicepresidente de economía, Tareck El Aissami, anunció el plan del Gobierno para limitar el impacto del coronavirus en Venezuela que incluiría transferencias de dinero a los trabajadores, prohibición de realizar despidos, suspensión del cobro de alquileres, mayores plazos para el pago de los créditos a la banca y financiamiento a la producción.
A través del Sistema Patria, el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a depositarles a cuatro millones de trabajadores del sector informal o por cuenta propia el bono “Quédate en casa”, el primer mes por 450 mil bolívares, luego se aumentó a 600 mil y esta última entrega de junio por 715 mil bolívares, equivalentes estos últimos a 3 dólares con 70 centavos.
De acuerdo con el último informe de la Organización Internacional del Trabajo, en América Latina y el Caribe se prevé que la pérdida de horas de trabajo en el segundo trimestre de 2020 alcance el 10,3% en comparación con los niveles anteriores a la crisis. Aseguran que la tasa de pobreza relativa entre trabajadores informales de las Américas se incrementará en un 57%.
Merike Blofield, quien dirige el Instituto de Estudios Latinoamericanos del GIGA, en Hamburgo, señaló que los hogares de ingresos bajos, con menores a su cargo, son particularmente vulnerables a los efectos inmediatos de las restricciones, al ponerse en peligro el acceso a bienes básicos y alimentos. “La mayoría está en riesgo inmediato de una catástrofe humanitaria”.
Apoyo
a los trabajadores
Naciones como México, Nicaragua y Honduras todavía no han establecido transferencias monetarias de emergencia para amplios sectores de la población, pero numerosos países han acogido el llamado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a tomar medidas urgentes para amortiguar el impacto de la pandemia en más de 436 millones de empresas alrededor del mundo y por ende en sus trabajadores.
Estados Unidos, a finales de marzo, aprobó un plan de estímulo económico de USD$2 mil 2 millones, otorgando casi 350 millones de dólares en préstamos parcialmente condonables a empresas pequeñas y organizaciones sin fines de lucro con menos de 500 empleados y un bono de 1.200 dólares a trabajadores que estuvieran en riesgo de quedar temporalmente sin ingreso.
Japón aprobó un esquema por 1.000 millones de dólares, equivalente a 20% de su PIB, para salvar vidas, proteger los medios de subsistencia, y avanzar hacia la recuperación económica postcrisis.
En China, las acciones incluyen el apoyo a las empresas de material sanitario, transporte y suministros básicos, así como medidas fiscales integrales para empresas, individuos y organizaciones sociales.
En Rusia, el Kremlin aprobó más de 16 mil millones de euros para ayudas económicas directas.
En Francia lanzaron un plan que alcanza los 110 mil millones de euros, aproximadamente 5% del PIB del país.
Reino Unido ha dispuesto de 330 mil millones de libras, unos 409 mil millones de dólares, lo que equivale al 15% de su PIB, para otorgar préstamos y garantías a las empresas.
En Latinoamérica, el Banco Central de Brasil puso a disposición 1.200 millones de reales, unos 220 millones de dólares, para aumentar la liquidez del sistema financiero.
En Colombia más de 2 millones de familias serían beneficiadas con ayudas superiores a los 330.000 pesos (80 dólares aproximadamente).
El gobierno de Perú paga un bono de 108 dólares para los trabajadores y familias vulnerables.