Pakistán vivió este viernes una de las jornadas más sangrientas de los últimos años, con dos ataques contra mezquitas que han provocado al menos 57 muertos, aunque la cifra puede aumentar aún ya que se teme que hayan muchos fieles entre los escombros.
El primer de los atentados suicidas, contra una mezquita en la provincia de Baluchistán, causó al menos 52 muertos y 50 heridos y es el segundo más grave perpetrado en Pakistán contra una mezquita en lo que va de año.
Horas después del primer atentado, una segunda explosión se registró en una mezquita, ubicada en unas instalaciones policiales de la conflictiva provincia de Khyber Pakhtunkhwa. Al menos cinco personas murieron y otras resultaron heridas, mientras que entre 30 y 40 se encuentran atrapadas bajo los escombros del techo del templo que colapsó, según Reuters.
“Afortunadamente la explosión fue cerca de la puerta, así los fieles pudieron salir de la mezquita y por ello los muertos son pocos”, ha explicado a Reuters el comisario del distrito de Hangu, Fazal Akbar.
Las dos provincias se encuentran en la frontera con Afganistán, en el oeste de Pakistán, y han experimentado un aumento de los ataques terroristas desde la vuelta al poder de los talibanes en Kabul, en agosto de 2021.
En la zona operan grupos armados, facciones locales de los talibanes y yihadistas. De momento, ninguno ha asumido la responsabilidad de las explosiones de este viernes.