Muchas de estas casas fueron desocupadas y otras demolidas. Algunas hasta vendidas por sus anteriores dueños, luego de lograr el beneficio de la GMV; otras invadidas.
Actualmente, las familias que las ocupan se exponen por las condiciones de precariedad que presentan estas casas.
En una de ellas se aprecia como una habitación está clausurada y otra presenta hundimiento en el piso, que se encuentra separado de la viga de arrastre por lo menos 10 centímetros.
Esa misma habitación tiene una marcada separación de la pared de una de las columnas. En este espacio duerme una de las tres familias, con tres muchachos, en condición de arrimada.
13 personas que conforman tres familias conviven en esta casa que está a punto de desplomarse; siete menores y seis adultos. Se encuentran en esas condiciones porque fue lo único que pudieron conseguir para darle techo a sus hijos, según relata Neyla Tejada.
“Lo que medio está seguro es la sala de la casa, pero igual se moja cuando llueve. Los deslizamientos del terreno han afectado severamente la estructura y no contamos con ingresos para hacer el muro y mejorarla”.
A las condiciones precarias de la estructura, el hacinamiento y las condiciones de insalubridad, se agregan la pobreza extrema de estas humildes familias, que desde hace seis años están solicitando un apoyo que nunca llega.
“El alcalde pasó por el barrio hace tres semanas y le planteamos nuestra situación. Prometió en una semana dar respuesta y han transcurrido dos. Seguimos esperando y estamos seguros que algún ente se abocará a prestarnos apoyo. No podemos mejorar la casa porque se requiere mucho dinero y aquí lo que se cobra es para comer”, explica Tejada.
Esperando por los alimentos
Los pequeños de la casa juguetean descalzos, mientras que las mujeres comentan que se agotó la reserva de comida y les avisaron que en las próximas horas les llegará la bolsa; pero no han completado los 4.600 bolívares que se requieren.
En eso se agota la conversación. Las mujeres están preocupadas no solo por la falta de dinero, sino por el hecho de que no serán cuatro paquetes de harina, sino dos. “Ahora menos productos y la bolsa más cara. Eso no dura ni para una semana”, dice Tejada./jd