Luego del deslave de 1999, aún quedan los recuerdos convertidos en pesadillas y las ruinas de todo el caos que dejaron a su paso las fuertes lluvias del 15, 16 y 17 de diciembre de ese año.
Es una herida abierta para todos los sobrevivientes, sobre todo en Piedra Azul, uno de los sitios donde se cobró dos víctimas y millones en pérdidas materiales.
Piedra Azul se encuentra alrededor de metro y medio sobre lo que anteriormente era su caminería. Muchas casas quedaron tapiadas y solo sobrevivieron las estructuras que tenían más de un piso.
Argenis González recuerda que “solo fueron las quebradas las que hicieron el desastre. El río se llevó las casas que estaban cerca de su cauce y dejó otras inhabitables”.
Leonardo Bonpard relata que “yo estaba trabajando. Cuando llegué no era lo que yo conocía, puesto que había solo lodo”.
Agrega que “ayudé a hacer el camino, porque todo lo demás quedó como pérdida total, dejando a muchos en la calle y a otros sobreviviendo durante días”.
Oscar Alvez señala que “yo venía del sector 13, el cual no fue afectado y todos salimos a socorrer a quienes estaban en riesgo de perder sus vidas. El lodo y el agua eran tal que se llevaban lo que había a su paso y nosotros como pudimos ayudamos a algunas familias”.
Jesús Quesada añade que “quienes quedamos debíamos elegir si estar en un centro de ayuda o volver a nuestros hogares y recuperar lo que se podía. Así fue como muchos volvimo. Quienes tenían casas de una sola planta tuvieron pérdida total”.
La zona aún vive de los amargos recuerdos. Muchos afirman que cuando llueve quieren salir de sus casas o un duermen, puesto que su mayor temor es que un suceso de esta magnitud vuelva y temen por sus vidas.
Las autoridades se han olvidado del río y si llegara a crecer arrasaría y hasta podría salir de su cauce por la gran cantidad de maleza y sedimentos que tiene. Hacen un llamado a la Gobernación para que los ayude con la limpieza y para que culminen el embaulado.RM/jd