Un terremoto de magnitud 6,2 sacudió el condado de Jishishan, en la provincia noroccidental china de Gansu, con una profundidad de 10 kilómetros, causando al menos 127 muertos y más de 200 heridos, además de daños en infraestructuras, electricidad, transporte y comunicaciones, según el último balance de las autoridades.
El sismo dañó edificios allí y en la vecina provincia de Qinghai. Un segundo temblor sacudió la vecina Xinjiang horas más tarde este martes. El presidente chino, Xi Jinping, ordenó una gran operación de rescate.
Los trabajadores de emergencia están desafiando el clima helado para intentar ayudar a la gente de la región rural, una de las zonas más pobres de China. Las temperaturas están por debajo de -13 °C, informaron los medios locales.
Gansu se encuentra entre las mesetas tibetanas y de Loess, y limita con Mongolia. El terremoto sacudió la prefectura autónoma hui de Linxia, una región administrativa del pueblo musulmán hui de China.
Las imágenes de la televisión pública mostraban a los rescatistas buscando entre los escombros de los edificios derrumbados. También se vieron escombros en los pisos de las habitaciones cuyos techos se habían derrumbado parcialmente.
China se encuentra en una región planetaria donde se encuentran varias placas tectónicas, en particular las euroasiáticas, India y del Pacífico, y es particularmente propensa a sufrir estos eventos.
En 1920 ocurrió un movimiento telúrico en Gansu, que mató a más de 200 mil personas, está registrado como uno de los más mortíferos del mundo en el siglo XX.