Colombia ante la OEA: Deportaciones colectivas no se ajustan al derecho

El embajador  de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Andrés González Díaz, rechazó lo que calificó de deportaciones colectivas hechas por el Gobierno venezolano a colombianos que vivían en la zona fronteriza de Táchira. “No creemos que se ajuste ante el derecho internacional esta figura”, declaró.

“¿Podremos ser indiferentes en este momento de la humanidad ante una situación de esta índole? ¿Podremos ser indiferentes? No lo creemos”, expresó desde la reunión del Consejo de la OEA, que atiende la solicitud de Colombia de convocar reunión de Cancilleres por la crisis fronteriza con Venezuela.

Según el vecino país, la base de su solicitud se basa, entre otras cosas, en las cifras de deportaciones colectivas: “no menos de 1088 más de 244 niños y niñas que no son paramilitares”.

“Los obreros y campesinos no son paramilitares ni maleantes, son trabajadores incansables”, sentenció.

González Díaz aseguró que a los inmigrantes no se les puede atribuir los problemas de un país en épocas turbulentas. Por el contrario, afirmó que situaciones como el contrabando se pueden resolver con trabajo conjunto entre ambos países.

“Estos problemas se suscitan por la diversidad de modelos económicos y la diferencia de precios de bienes y servicios, pero ello se resuelve con políticas comunas y estamos decididos a ello. El contrabando no se resuelve deportando a gente humilde”

Recordó que la corrupción permite el contrabando y que esta solo se combate con políticas comunes.

Desde el pasado miércoles 19 de agosto, el presidente Nicolás Maduro ordenó el cierre del paso fronterizo entre Venezuela y Colombia, entre Táchira y el Norte de Santander, desde ese entonces más mil colombianos han sido deportados y casi siete mil han abandonado voluntariamente el territorio nacional.

El embajador también rechazó que en el proceso de deportación se demolieran las viviendas de estas personas. En fotografías publicadas por medios internacionales, se observa cómo algunas casas estaban marcadas con “D” y “R”, según González Díaz, “D” de demolición. “Ahora la D está tatuada con dolor en nuestra alma, es desolación, desesperanza, demolición, pero D también significa diálogo y diplomacia”.

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